Dos años después de la expropiación de Rumasa, el Consejo de Ministros dio luz verde para la venta del grupo de bodegas pertenecientes al holding.

Se estipulaba para su venta seis cabeceras, el total de la sección bodeguera de Rumasa, para su reprivatización. Pero la cifra se quedó en cinco excluyendo de la operación Williams & Humbert ya que aún estaba pendiente de resolución judicial un pleito por el caso de la marca Dry Sack, que se estaba viendo en el Reino Unido por una demanda interpuesta por Ruiz-Mateos contra el Gobierno español.

Las que salieron al mercado fueron las de Terry, Palomino y Vergara, Garvey, Bodegas Internacionales y Díez Mérito. Las empresas interesadas iban desde las multinacionales de bebidas hasta cooperativas, llegando a empresas farmacéuticas o del comercio del pescado.

Otro dato, es más preocupante entonces, fue el anuncio de la Dirección General del Patrimonio del Estado que calculó el excedente de personal en todo el grupo bodeguero en 400 empleados para lo que se anunciaban medidas suaves a fin de aligerar la masa laboral con prejubilaciones y suspensiones temporales de contratos. La de Palomino y Vergara era la que más problemas planteaba “con una situación laboral conflictiva respeto a las restantes”.

La Hermandad del Rocío de Jerez en la calle Almonte antes de hacer su presentación en 1986.