En vías de solucionarse. Parece que el conflicto de los trabajadores del transporte público va por buen camino para ponerle fin. Al menos, eso se desprende de las reacciones del comité de Urbanos Amarillos y la alcaldesa, el día después de que mantuvieran un encuentro en el Ayuntamiento, ante el anuncio de una huelga en el servicio a partir de octubre.

Aunque los representantes de la plantilla puntualizaron ayer que "de momento no hay nada cerrado", lo cierto es que reconocieron que "la valoración de la reunión es positiva, estamos satisfechos". El portavoz del comité, Ángel Morales, reiteró que la intención de los trabajadores es "no llegar a la huelga. Vamos a poner todo de nuestra parte para acercar posturas y evitar la protesta". Lo que está claro, y así lo remarcó Morales, es que la plantilla no dará un paso atrás si antes no se pagan las nóminas, o al menos, se concreta un calendario de pagos. "El Ayuntamiento nos ha dicho que entre octubre y noviembre se pondrá al día con nosotros. Pero claro, no es lo mismo el 1 de octubre que el 30 de noviembre", señaló el portavoz. Por eso, solicitan que se concreten días de ingresos para empezar a percibir las cinco nóminas y la extra que aún no han cobrado los empleados de los autobuses urbanos. "Estamos abiertos al diálogo. Hasta el día 1 de octubre -inicio de la huelga- hay tiempo para nuevos encuentros, pero que quede claro, cualquier decisión se tomará en asamblea, son los trabajadores los que tienen la última palabra", declaró Morales.

En la misma línea se pronunció la alcaldesa, quien agradeció en primer lugar el "esfuerzo que están realizando comité y trabajadores". "Ciertamente están comprometidos con el servicio y pedimos disculpas por el retraso, pero le trasladamos un mensaje que es muy claro: entre octubre y noviembre nos pondremos al día con los pagos y no volverán los retrasos en ningún servicio".

García-Pelayo avanzó que en el Plan de Movilidad, que se traslada mañana a los colectivos de la Mesa de Movilidad, se ha tenido muy en cuenta la experiencia de la plantilla de Urbanos Amarillos. "Las nuevas líneas las hemos elaborado con ellos. Creo que va a haber una diferencia abismal en relación al Plan de 2009, cuando hubo un auténtico caos. En esta ocasión el plan surge de las personas que saben cuáles son los problemas de movilidad, ellos han sido los protagonistas", destacó la alcaldesa.

En este sentido, la popular señaló que el objetivo del Plan es reducir los tiempos de espera, aumentando la frecuencia y permitiendo que los autobuses vayan por vías rápidas. Asimismo, la regidora anunció que el incremento del IVA en el transporte público -que debería haberse aplicado el 1 de septiembre- "no se va a aplicar en el billete. En estos momentos una subida del precio es un auténtico error". Ante esta decisión, el Ayuntamiento asumirá el coste de la diferencia del precio del billete, unos 36.000 euros al año que suponen "una medida de apoyo indirecto al autobús para que el ciudadano se suba". Pelayo también explicó que las nuevas líneas entrarán en vigor con la llegada de los autobuses nuevos "en los próximos meses".