Los yihadistas que atacaron el convento de las monjas de Santa Rita, en el casco antiguo de Jerez, a finales del pasado mes de enero con un cóctel molotov, que realizaron pintadas con el lema "yihadistas" y agredieron a un policía retirado que les recriminó su comportamiento han resultado ser completamente falsos. No existieron. Tan sólo fueron humo. El hombre que se hizo pasar por la persona que había impedido que entre tres y cuatro encapuchados concluyeran su ataque resultó ser, a falta de lo que dictaminen los jueces, el verdadero autor de los hechos, hasta de las pintadas . Para colmo, se trataba como ha quedado dicho de un policía nacional ya retirado, un hombre de 70 años que dijo haber sido herido con armas blancas (en la cara, el abdomen y otras partes del cuerpo) mientras intentaba que la ley campara por sus respetos en los alrededores del comedor social de El Salvador.

Agentes de la comisaría de Jerez del Cuerpo Nacional de Policía procedieron recientemente a la detención de este agente retirado, sobre el que recaen cargos de importancia tales como denuncia falsa y daños, los cuales podrían verse ampliados incluso a un delito de incendio en grado de tentativa e incluso exaltación del terrorismo. A todo ello, no sería ni mucho menos extraño que se le solicitara el abono de los gastos que su denuncia provocó al erario público.

Será el ministerio fiscal quien deba determinar los cargos que se soliciten contra él cuando el caso llegue a juicio.

Ni que decir tiene que el asunto ha causado verdadera lástima en el seno del Cuerpo Nacional de Policía donde se considera que quien en principio se erigió como héroe -y las pruebas han demostrado finalmente que era un villano- era un ex compañero de profesión.

La denuncia que realizó provocó además serios gastos a la Administración pública. No en vano, un equipo conformado por dos agentes de las unidades especializadas en la lucha contra el terrorismo yihadista se desplazaron desde Madrid a Jerez con el objetivo de analizar el grado de riesgo real que el ataque contra el convento por parte de unos presuntos partidarios de la 'guerra santa' de los musulmanes podría suponer para la seguridad de una ciudad tranquila como Jerez. Hasta la mismísima Audiencia Nacional tomó cartas en el asunto.

Desde un primer momento hubo serias sospechas de que el ataque no respondía a parámetros lógicos. En su momento, quien ha resultado un presunto embaucador, llegó a señalar que a quienes calificó de "terroristas" "sabían lo que hacían", pues lanzaron su ataque con productos inflamables "junto al dormitorio de las hermanas".