Psicologia

La posnavidad

En este artículo hablaremos de posnavidad. Al fin y al cabo, parece que una de las palabras que ha sido elegida como palabra del año en el 2016 es la palabra posverdad. Así, sin consultarlo en profundidad, parece que el término podría interpretarse como la transformación que sufre un determinado concepto debido a la evolución en su conocimiento. Sin embargo, al consultar su definición, parece que el uso de este neologismo, posverdad, se refiere a los indicios cada vez más claros de que los hechos emocionales influyen más que los hechos objetivos en la formación de la opinión pública.

Ya hemos hablado en muchas ocasiones de cómo los mecanismos emocionales influyen en nuestro comportamiento, no es algo nuevo. Las emociones han superado un largo proceso de selección natural a lo largo de toda la evolución del ser humano y han demostrado sobradamente su funcionalidad, tanto adaptativa, como motivacional y social. En fin, sin despreciar el valor de los datos objetivos, nuestras decisiones siguen estando muy condicionadas por nuestras emociones. Así lo han demostrado algunos hechos de actualidad como el Brexit, la elección de Donald Trump -último presidente norteamericano- o el no a la paz votado en Colombia.

Pero, haciendo un paralelismo con el término posverdad, en enero, toca hablar de posnavidad. Se trataría de valorar la navidad no sólo desde la objetividad, sino desde las creencias y emociones que cada alumno, cada padre o cada amigo desarrolla a partir de los acontecimientos navideños. Por ello, aunque la Navidad representa para todos el nacimiento de Jesucristo, además de fiestas, compras y regalos, nuestras creencias personales sobre la navidad pueden ser muy diferentes entre unos y otros. Además, la navidad lleva implícita muchas de las emociones universales, la alegría del reencuentro aunque también la tristeza por los que faltan, la sorpresa y la ilusión por los regalos recibidos, la tranquilidad del hogar, aunque también los enfados presentes en muchas relaciones familiares y, por último, la reincorporación a la rutina diaria, que para unos puede representar tristeza y para otros la ilusión de conseguir nuevas metas. Todo esto es posnavidad, es elegir las mejores sensaciones entre todas las que hemos disfrutado durante la navidad, las disfrutadas con nuestras familias, las disfrutadas con nuestros amigos, con nuestros compañeros e, incluso, con nosotros mismos.

Por tanto, la posnavidad consistiría en mantener una imagen positiva de la navidad que nos ayude a lo largo de todo el año. Esta imagen, bien podría ser el árbol de navidad, un árbol perenne que decoramos para que brille y sea una representación de la ilusión por conseguir nuestros deseos, de la cercanía con nuestra familia y, por supuesto, un símbolo del valor de la vida, cargada de regalos y grandes momentos.

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