Jerez

"Se puede vivir reparando relojes; cada vez hay menos"

Francisco Poyato es un relojero jerezano que lleva toda una vida dedicado a la profesión. Desde 1986 dirige su negocio de reparación de relojes que desde el primer día se encuentra en la calle Larga. Veinte años de experiencia en un oficio muy poco valorado.

- ¿Cómo ha evolucionado el comercio en la calle Larga desde su transformación en 1995?

- La verdad es que desde que la hicieron peatonal el cambio fue radical en todos los sentidos, sólo hay que ver las multinacionales que han montado negocios en la zona. Este hecho ha encarecido los alquileres en la calle, lo que hace más complicado invertir en negocios tradicionales.

- ¿Cuánto tiempo lleva usted con su negocio de relojería?

- Llevo ya veinte años en el negocio. Empecé en 1986 en la calle Larga, y en 2006 traspasé el negocio al centro comercial de Lancería 7. La verdad es que es muy tranquilo, no viene mucho público, los clientes vienen aquí a buscarte expresamente.

- ¿Cómo es la temporada de verano para el negocio?

- Pues en verano hay muy poco movimiento. Vivimos en una ciudad que no tiene playa y se nota que la gente se va de Jerez. Además, los que se quedan no salen a la calle con el calor, son horas muertas, hasta las siete u ocho de la tarde no hay nadie por la calle.

- ¿Ha notado usted la crisis económica en las ventas?

- Pues claro que se ha notado, nada más que hay que ver que han empezado las rebajas y no se ha visto la afluencia de hace años. Yo me acuerdo cuando empezaban las rebajas y la gente hacía cola. Y otro tema que está afectando al comercio son los 'chinos', están acaparando todo el negocio poniendo precios muy bajos.

- ¿Existe en su familia tradición relojera?

- La verdad es que no. Mi padre era ferroviario, que no tiene nada que ver. Yo empecé con catorce años junto a Francisco García, que fue mi maestro. Mis comienzos fueron por vocación, me llamaba la atención la habilidad que había que tener para manejar esas piezas tan pequeñas.

- ¿Se puede vivir del negocio de la reparación de relojes?

- Como reparador se puede vivir. Hay que tener en cuenta que cada vez hay menos; en Jerez creo que sólo quedan ocho. Otro de los problemas es que no hay aprendices, por este motivo se irá perdiendo la tradición del oficio.

- ¿Se le ha complicado alguna vez una de las reparaciones?

- Pues muchas veces, aunque siempre recuerdo la primera vez que desmonté un reloj, se me perdió una de las piezas y la busqué por toda la tienda varios días. Fue imposible, nunca apareció.

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