Bodegas

El jerez reclama el mismo trato fiscal que el resto de los vinos españoles

  • Fedejerez alerta del doble impacto sobre el vino y el brandy de Jerez de la subida del impuesto al alcohol que baraja el Gobierno. Pide la supresión de la tasa que grava el encabezado de los jereces.

Showroom de bodegas del Marco durante la semana del Brandy de Jerez celebrada el año pasado en Lavinia en Madrid.

Showroom de bodegas del Marco durante la semana del Brandy de Jerez celebrada el año pasado en Lavinia en Madrid.

La amenaza de la hipotética subida del impuesto especial al alcohol se cierne sobre el Marco de Jerez como una "tormenta perfecta" que puede desencadenar una serie de efectos muy negativos para las bodegas y la hostelería, así como para el empleo. De confirmarse una subida que aún está por determinar por el Gobierno, Fedejerez augura un panorama desolador para la zona, que sufriría la medida por partida doble: al impacto sobre la industria del brandy se unirían los efectos sobre el vino de Jerez, que según recuerda la patronal bodeguera, es el único vino sujeto al pago de este impuesto especial.

El Gobierno, con el aliento de Bruselas, baraja subir algunos impuestos para tapar el agujero de las cuentas del Estado -Europa estima que España necesita 5.500 millones para reducir el déficit en línea con el objetivo marcado para el próximo año- y la subida de alguno de los impuestos especiales, como los que gravan al tabaco, al alcohol y a los hidrocarburos, aparecen en todas las quinielas.

Fedejerez y la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), piezas clave del lobby formado por la industria de bebidas con contenido de alcohol -espirituosos, vino y cerveza- y su cadena de valor -organizaciones agrarias, distribución, hostelería...-, para evitar que fructifique la subida, alertan del efecto rebote de esta subida en sus primeras acciones conjuntas.

El presidente de la patronal bodeguera y del Consejo Regulador del Brandy de Jerez, Evaristo Babé, y el director de FEBE, Bosco Torremocha, advierten que un aumento de la presión fiscal sobre el alcohol tendría un efecto regresivo, como demuestra la experiencia de subidas anteriores del impuesto -la última fue en 2013-, con las que la recaudación se redujo al repercutirse al consumidor y reducirse las ventas de bebidas con alcohol, principalmente en el canal Horeca.

Babé expresa el rechazo frontal del brandy y del jerez a una nueva subida, aún sin confirmar, pero ante la que Fedejerez ha empezado a moverse para retomar la vieja reivindicación de equiparar a Jerez con Montilla, cuyos vinos están exentos del impuesto especial. "El vino español tiene que seguir manteniendo un impuesto cero, también el jerez", señala el presidente de la patronal bodeguera, quien aboga por la supresión de la categoría intermedia que grava a los jereces por el encabezado para hacerlos más competitivos. Y añade que "Jerez no puede estar peor tratado que Montilla ni que los vinos en general, porque el jerez también es un vino de mesa".

Ante el temor a que "la lluvia fina sobre los impuestos que no van a subir" que está deslizando el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, acabe por convertirse "en una tormenta perfecta que caiga sobre el vino y el brandy de Jerez", Babé apela al "sentido común" del Gobierno, al que pide que sea "congruente" con "lo que predica" cuando afirma que "un exceso de recaudación se traduce en una menor recaudación" y opte por reducir el gasto público para aumentar sus ingresos.

En caso contrario, advierte, al Gobierno "le puede salir más caro el collar que el perro" pues la subida del impuesto al alcohol sería "un grave error estratégico y político" dada la relevancia social y económica del sector de las bebidas con contenido alcohólico.

Según un informe sobre el impacto de la subida elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) para el sector, un incremento de la fiscalidad reduciría la actividad económica (valor añadido bruto) en 3.660 millones, se perderían 52.734 empleos y provocaría una pérdida fiscal neta de 46 millones de euros en el primer año.

El director de FEBE admite la preocupación del sector, si bien expresa su confianza en que el Gobierno y el resto de grupos políticos "sean sensibles a los argumentos de peso del sector" y que avalan que el mantenimiento de los tipos incrementan la recaudación -la aportación de las bebidas con contenido alcohólico al PIB, próxima a los 20.000 millones de euros, pasó del 5,4% en 2014 al 5,8% en 2015-.

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