Jerez

Los regantes reducirán en la próxima campaña su consumo de agua un 20%

  • El estreno del regadío de última generación permitirá bajar de los 40 hectómetros en el Guadalcacín tras cerrar la temporada con un ahorro de la mitad de su concesión actual

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La comunidad de regantes del Guadalcacín ha cerrado con éxito otra campaña de riesgos, la tercera consecutiva, en su compromiso de recortar a lo mínimo indispensable el consumo de agua que se destina para uso agrícola. Los comuneros del Guadalcacín, más de 2.000 cultivadores que explotan una superficie de unas 12.000 hectáreas, acaban de coronar la campaña con un consumo total de 47 hectómetros cúbicos, resultado que se ajusta a las previsiones que avanzó este medio en agosto y que supone dos hectómetros menos que en el año anterior y casi la mitad del límite de la concesión para riegos en la zona establecido por la Ley de Aguas.

En un momento en el que las reservas de los pantanos de la provincia están bajo mínimos por el prolongado ciclo de sequía, el ahorro propiciado por los regantes debe ser valorado en su justa medida, más aún tras el anuncio de la comunidad del Guadalcacín del objetivo marcado para la nueva campaña, en la que aspiran a reducir otro 20% su consumo, para bajar de los 40 hectómetros. Para lograrlo, los comuneros del Guadalcacín dispondrán al fin del sistema de regadío de última generación, ya en fase de pruebas, por el que se pondrá fin al desperdicio de agua tanto por las mermas de la red como por la incorporación del sistema de telecontrol y riego a la demanda.

Lejos, muy lejos quedan ya los tiempos en que los regantes consumían del orden de los 120 hectómetros autorizados por los estatutos de la comunidad y de los que buena parte se perdían por las filtraciones de la red y por la falta de coordinación entre el anterior organismo responsable de la gestión del agua (la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir) y los propios comuneros.

Tras el traslado de las competencias de la Administración central a la autonómica y con las mejoras introducidas en las obsoletas infraestructuras de riegos y en la comunicación entre Administración y administrados, los regantes se conjuraron para reducir paulatinamente el consumo de agua trabajando también la conciencia de los agricultores.

En la primera campaña, la 2005-2006, la mayor coordinación entre las partes en cuestiones básicas como la respuesta inmediata a las solicitudes de apertura o cierre del suministro -en la etapa anterior había ocasiones en las que el grifo permanecía abierto todo el fin de semana desperdiciándose todo el agua porque la orden de cierre se emitía un viernes y no se ejecutaba hasta el lunes- permitió un recorte del consumo hasta los 80 hectómetros cúbicos, para al año siguiente dar el salto hasta los 50 hectómetros y este a los 47 hectómetros, el suelo que los regantes del Guadalcacín confían en recortar la próxima campaña hasta los 38 hectómetros.

Un reto ambicioso, pero que según el presidente del sindicato de riegos del Guadalcacín, Pablo Ruiz Carmona, está al alcance de las manos al reducirse a la mínima expresión las filtraciones de agua en la red, la principal lacra a la que han tenido que hacer frente los regantes desde hace décadas. Para lograr el nuevo objetivo de ahorro, los comuneros del Guadalcacín cuentan además con otra ventaja, y es que al margen del reducido consumo de agua alcanzado este año, la campaña se ha cerrado con las balsas de regulación llenas, lo que supone una reserva extraordinaria de dos hectómetros sin necesidad de recurrir al agua de los pantanos hasta que se agoten.

Pese al importante ahorro alcanzado por los regantes y el mantenimiento de las reservas intactas, Ruiz Carmona subrayó el buen desarrollo de la campaña, con producciones, principalmente de hortícolas, dentro de los márgenes razonables, no así los costes de producción, cuyo disparatado aumento ha sido motivo de numerosas quejas del sector agrícola y ganadero en los últimos meses.

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