Jerez

Un trastero como único hogar

  • Tras dos años esperando una vivienda social, Manuel e Irene malviven con su hijo de 10 meses en una pequeña habitación llena de humedad que sus familiares utilizaban hasta ahora para almacenar trastos

La madre de Manuel Jiménez entra en el trastero y no puedo aguantar las lágrimas, "la situación está muy mala", solloza. Su hijo, de 36 años, convive en este espacio de pocos metros cuadrados con su pareja, Irene García, y el bebé de ambos que ahora tiene diez meses. Desde hace dos años la vida de esta joven pareja se ha convertido en un infierno ya que, como dice Manuel, "vivimos como los osos. De día salimos a la calle a intentar buscarnos la vida y de noche vuelta a esta habitación a dormir, vamos a dormir a la cueva". Con los apenas 413 euros que tiene de paga, este florista en paro sale cada día a buscar algún empleo con el que mantener a su familia pero, de momento, "no ha habido fortuna desde que terminé mi último trabajo el verano pasado y mira que estoy buscando de lo que salga, de lo mío de mantenimiento.... lo que haga falta para ganar dinero".

Ante este desolador panorama y con unos ingresos mensuales que evidentemente no les da para alquilar un piso por su propia cuenta, a Manuel e Irene no les queda otro remedio que vivir 'a costa' de sus padres. "En el trastero este en el que vivimos no tenemos ni cocina ni baño ni nada, esto sólo era una habitación que mis padres utilizaban para meter trastos porque ellos viven arriba", cuenta Manuel. Por eso, "para ducharnos, comer o bañar al niño cada día tenemos que subir a casa de mis padres o a casa de los de ella, pero sólo para estas necesidades básicas porque nuestras familias tampoco tienen sitio para alojarnos. En el caso de los míos, ellos viven con mis otros cuatro hermanos, así que no hay sitio". La situación se complica aún más cuando el primer hijo de Manuel, de 8 años de edad, de una pareja anterior, "viene a verme un fin de semana alterno. Evidentemente no podemos dormir todos aquí dentro, así que Irene se lleva al bebé y duermen en el sofá en casa de sus padres". Se da la circunstancia, además, de que él mismo arregló lo mejor posible este pequeño trastero ubicado en un patio de vecinos de la céntrica calle Campana para poder dormir, "pero cuando llueve el techo se sigue mojando porque tiene muchos años y es de tejas. La humedad es insoportable y la pared se llena de manchas y goteras por más que intentamos hacer algo, así que sólo puedo desplazar la cama de un sitio para otro".

Tras dos años malviviendo en este espacio, Manuel hace pública su indignación ante la falta de respuesta del Ayuntamiento de Jerez. "Llevamos demasiado tiempo esperando una vivienda social, tenemos 220 puntos, y nos dicen que no hay casas vacías, cuando sabemos que no es cierto, hay muchas vacías por Jerez", comenta. Al tiempo, se lamenta de que "por querer ser legal" ya perdieron la oportunidad de tener un piso: "Era de un conocido mío que nos dio las llaves porque él no iba a utilizarlo más, pero nosotros preferimos ir al Ayuntamiento a dar las llaves, hacer las cosas bien y esperar que nos diesen el piso. Nos agradecieron mucho nuestro gesto, pero dos semanas después lo habían limpiado y habían metido a otra familia, pese a que nos dijeron que nos iban a dar muy pronto un piso". Ni siquiera "me han respondido a la petición que hice de audiencia con la alcaldesa", lamenta, pidiendo "un sitio digno para poder criar y educar a mis dos hijos porque aquí, en tres metros por tres metros no podemos". De momento, su petición no ha tenido respuesta por parte de las Administraciones. Aun así ellos no pierden la esperanza y confían en que el Cristo de la Expiración, que adorna una de las paredes, atenderá finalmente su repetidas súplicas.

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