Tribuna Libre

La herencia fraguera de un joven cantaor: Manuel Garrido

QUE Manuel Garrido Fernández, ‘Manuel de la Fragua’, ha atesorado desde chiquetito todo el saber y el sabor que le dejó en herencia de la manera más natural su abuelo materno, el recordado ‘Tío Juane’, es un hecho que no admite discusión.

Claro que, si a lo heredado él no le hubiera puesto alma, vida y sobre todo afición, difícilmente habría podido presumir –en el mejor de los sentidos–, de ser nieto de quién es y, emplear como sobrenombre el de ‘Manuel de la Fragua’. Así, luciendo como el más joven valor de la tercera generación cantaora de la dinastía fragüera –32 años solamente– dicho sobrenombre, Manuel, hermano menor de otro miembro cantaor de la familia –Pedro ‘Niño de la Fragua’–, haciendo honor a su sobrenombre nos habla de sus expectativas profesionales y algo de los logros alcanzados hasta el momento: entre otros, sin prodigarse en exceso, premio ‘Antonio Mairena’ o el primero de cante por saetas ‘Manuel Torre’, etc.

‘Manuel de la Fragua’ se remonta a su debut cantaor apenas cumplidos los 16 años de edad en la sede de la peña flamenca ‘Pepe Alconchel’ (Pago San José), sumándole a ésta otras muchas intervenciones en peñas flamencas varias, teatros y ciudades dentro y fuera de España. De Jerez sobresalen sus intervenciones en la Fiesta de la Bulería, Viernes Flamencos y Teatro Villamarta, figurando su nombre junto al de grandes figuras del cante, el baile y el toque de guitarra.

Su colaboración en grabaciones discográficas protagonizadas por su abuelo, ‘Herencia’, volumen XXV de la impagable colección creada y dirigida por Rafael Infante, ‘Flamenco y Universidad’, con las guitarras de Fernando Moreno, Eduardo de la Malena y Domingo Rubichi, así como el volumen LXIII de la misma colección protagonizado por su tío Manuel Fernández ‘Gordo de Juane’ o simplemente ‘El Gordo’ –como se le ha conocido y conoce de siempre– en el que suenan las sonantas del ya citado Domingo Rubichi –primo hermano de Manuel– y Juampe Carabante, con palmas y jaleos de la propia familia Fernández.

‘Manuel de la Fragua’ se encuentra en la actualidad inmerso en la preparación del que habrá ser su primer trabajo discográfico en el que seguro estoy habrá de verter la enseñanza de años, la herencia recibida de su abuelo que, si nunca fue un cantaor abiertamente profesional, supo imprimir a su cante la veracidad de su ser y la que dimanaba de su propia profesión de fragüero así como la asimilada de aquellos –como refiere Pedro Carabante en el prólogo del CD ‘Herencia’, otros grandes transmisores de la pureza del cante de Jerez– coetáneos de Juan Fernández Navarro ‘Tío Juane’ –de cuya marcha definitiva se cumplen en este 2020, 25 años–, que su nieto ha venido acumulando y que, a no dudar habrá de imprimirle su sentido del compás y la jondura que dimana de su propia personalidad y de una voz ‘hecha’, cuajada y fresca al tiempo. En honor al patriarca y a su joven heredero ‘Manuel de la Fragua’, quiero cerrar esta información reseñando la letra del ‘macho’ de un cante por siguiriyas que en cada nueva ocasión –y fueron muchas las ocasiones en que compartimos escenario actuando por esos pueblos y ciudades de Extremadura y Andalucía especialmente con el espectáculo ‘La Fragua de Tío Juane’–, hacía que se me saltaran las lágrimas con el ensartado repeluco del pellizco cada vez que el ‘viejo’ fragüero metido a cantaor la interpretaba: la letra en cuestión es la siguiente:

“Una marugá oscurita de invierno, con el ruío de las campanitas me quitan el sueño”. Dicho así no encierra valor poético alguno, pero oírselo a ‘Tío Juane’, a veces ajogándose por mor de sus bronquios, alergia o qué sé yo, a mí personalmente, no siento reparo en referirlo, me hacía llorar porque como le he referido a Arantxa Cala en la entrevista que tuvo a bien hacerme para Diario de Jerez del viernes 5 de junio pasado –en plena pandemia–, “el flamenco de verdad te hace llorar”. Así me ocurría cada día de actuación con Juan Fernández Navarro ‘Tío Juane’, como a no dudar habrá de ocurrirme cuando oiga el CD que prepara, con la jondura y el eco que le distingue, Manuel Garrido Fernández ‘Manuel de la Fragua’.

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