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Una vergüenza histórica, un ridículo internacional

Una vergüenza histórica, un ridículo internacional

Una vergüenza histórica, un ridículo internacional

Imaginen: vamos al Notario a firmar unas escrituras, un documento público que luego irá al Registro y quedará como fiel testigo de lo acordado -para eso se va a Notaría-, que dará o quitará razón en caso de litigio entre las partes en el futuro.

Todo está bien, salvo una cláusula que no dice lo que queremos que diga. Lo reclamamos. La otra parte nos dice que no nos preocupemos, que dejemos la cláusula como está, que nos dará un papel en el que nos promete que se hará como nosotros decimos que queremos que se haga, que es -obvio- lo que debería decir la cláusula de las escrituras, pero que no lo dice.

Firmamos, el Notario da fe, en buena lógica, sólo de lo que está reflejado en las escrituras. La otra parte se va satisfecha, como corresponde, con su documento oficial bajo el brazo. Nosotros, nos levantamos y nos vamos encantados: con unas escrituras -documento público con valor oficial- que no dicen lo que queremos que digan, pero con un papel -documento privado sin validez alguna ante otro que sea público, o sea: un papel- que contradice a las escrituras y que si dice lo que queremos decir, introducido, sin sutileza alguna, entre ambas, las dos, de nuestras nalgas.

¿Cómo calificarían ustedes esta historia, qué opinión les merece, qué sensaciones les provoca…? ¿Harían lo que 'nosotros' hicimos, o lo que 'la otra parte' hizo?, de ser 'nosotros'. ¿Se irían contentos, o lo harían en caso de haber sido 'la otra parte'?

Pues esto es lo que ha hecho Sánchez, el señor que duerme en La Moncloa, en las negociaciones del 'Brexit' sobre Gibraltar.

Pedro Sánchez: "No firmaremos el acuerdo sobre el 'Brexit' si no se reconoce el derecho de España sobre Gibraltar".

Yo: "¡Coño, muy bien!, al final resulta que hay algo que va a hacer bien ¡Bravo!" .

Pedro Sánchez: "Si no se cambia la cláusula reconociendo que España tendrá siempre la última palabra en las negociaciones entre la UE y el Reino Unido sobre Gibraltar, no iremos a la firma del acuerdo, lo vetaremos".

Yo: "Sí señor, por fin una postura clara y coherente, por fin el presidente defiende a España como español… Estoy desconcertado… ¡Muy bien!".

Pedro Sánchez, mientras en Europa se está escribiendo la Historia de Europa, se va a Cuba en un viaje muy 'importante': visita el mausoleo de un dictador -Fidel Castro-, a pesar de haber dicho en España que "los dictadores -por Franco- no deben tener mausoleos -y me parece bien, que conste, pero para todos los dictadores, claro-", muy coherente él, como acostumbra.

La primera ministra británica y el presidente de la Comisión Europea llaman a Sánchez…

Theresa May -Primera Ministra británica-: "Nada ha cambiado, me siento orgullosa de un Gibraltar británico, siempre lo defenderé" -con dos ovarios… y con los dos huevos que le faltan al nuestro, también-.

Fabian Picardo -Ministro Principal de Gibraltar-: "Nada ha cambiado, España no ha conseguido nada, lo que tiene España es un papel que no vale para nada" -cierto, obvio e irrefutable-.

Pedro Sánchez: "Hemos conseguido lo que pedíamos, España tendrá la última palabra en las negociaciones de la UE con UK sobre Gibraltar…".

Yo: irreproducible...

Nosotros -los españoles-: con cara de gilipollas y escozor en los bajos.

"Ellos" -los que apoyan, sostienen, aplauden o mantienen a Sánchez-: Estoooo…, sí, bueno…, claro…, es un acuerdo fantástico…, hemos conseguido lo que pedíamos…, sí… (al fondo se oyen risas, toses, descojonos y convulsiones varias…).

Y así, señores y señoras, se escribe la Historia. Así se hace el más absoluto y bochornoso de los ridículos ante el mundo entero, así se cubre de ruin desvergüenza la política exterior española, de humillación a todos los que lucharon por nuestra libertad, y de vergüenza obscena a una nación: España, a sus intereses, y a los que la habitamos, sentimos y amamos: los españoles.

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