Jerez Industrial

Un 'Tiburón' en La Juventud

  • Bonilla, una de las sorpresas agradables en el inicio de temporada del Jerez Industrial, regresa al fútbol tras estar boxeando dos años y medio, en los que llegó a ser neoprofesional

Una de las sorpresas agradables en el inicio de temporada del Jerez Industrial está siendo Bonilla, lateral zurdo que está destacando por sus ganas, entrega, lucha y capacidad para recorrer la banda izquierda sin desmayo, de principio a fin de partido.

Pero la historia de Antonio Bonilla no es la habitual de un chaval que quiere jugar al fútbol: es la de alguien que se desengañó, que colgó las botas para enfundarse los guantes de boxeo y que dos años y medio después ha vuelto al balompié para enrolarse en el Jerez Industrial.

En efecto, el Tiburón Bonilla -el apodo le viene de su etapa como boxeador- ha ido y ha vuelto a sus 27 años: forjado en el mítico Flamenco, entonces con Miguel Ángel García en el banquillo, luego pasó al Xerez juvenil de Liga Nacional, con el que logró el primer ascenso de la historia de la entidad azulina a División de Honor: con Manolo Benítez en el banquillo y en Santa Fe, compartía vestuario con los hermanos Narváez, Álex Colorado, Morales o Bruno Herrero, entre otros. Por entonces llega a entrenar con el primer equipo azulino, a las órdenes de Quique Martín, y llega incluso a realizar una prueba con el Real Madrid...

Pero no hubo suerte sino todo lo contrario, y llegan las lesiones. "Decepcionado al ver que se me cerraban las puertas", decide colgar las botas. Pero como "me gusta mucho el deporte", empieza a ir a un gimnasio, donde hay gente practicando el boxeo. Se decide a dar el paso al frente "porque me habían dicho que era un deporte muy exigente y yo quería estar en buena forma" y de la mano de Francis Ortega, del Club Guantes Blancos, llega a ser neoprofesional, disputando un par de veladas con la selección española, una en La Línea contra Jonathan Maravilla Alonso, que luego sería olímpico, y en Lepe contra un combinado portugués.

Púgil del peso ligero, sin embargo en el cuadrilátero es diestro cuando en el campo de fútbol es zurdo: "Es por mi padre, que me decía cuando jugaba de pequeño que le diese con la izquierda". Ambidiestro pues.

Y después de dos años y medio cruzando guantes y subiendo al ring, a Bonilla vuelve a picarle el gusanillo del fútbol: "La pelota me tira, me trae buenos recuerdos, de disfrutar, de marcar goles, de sentirte importante. Hablé con el míster del Industrial (Mena) para ir a probar a ver si valgo o no, me dice que entrene, juego contrab el Pueblo Nuevo y el Nueva Jarilla y me dice que me quede y aquí estoy".

Y Mena ha confiado en Bonilla, un fijo en el once inicial de un Jerez Industrial con más fútbol que resultados, como se pudo apreciar el domingo contra el Chiclana Industrial: "Merecimos mucho más la victoria que el empate, estuvimos apretando los noventa minutos porque físicamente el equipo está muy bien pero el balón no quiso entrar".

Y eso que oportunidades hubo; jugando así, las victorias tienen que llegar: "Tienen que llegar sí o sí, tan mala suerte no vamos a tener siempre. Ya con el Rota tuvimos llegada y con el Chiclana más, se vio a un equipo comprometido, físicamente y tácticamente a buen nivel, hubo un penalti que no pitó el árbitro, un pase mío de la banda a Paquín, Selu tuvo ocasiones, una se la sacó el portero a lo Casillas, un tiro de Jesús se quedó en la línea, otro mío al larguero...".

Y cuando más apretaba el Indus, un desajuste acabó en el mazazo: "Cuando más volcados estábamos, apretando y subiendo las líneas porque veíamos que nos los comíamos, teníamos la defensa adelantada pero para mí fue fuera de juego, intentamos correr para atrás pero a un compañero se le quedó el balón atrás y no pudimos hacer más".

Pese a que la primera victoria se hace esperar, Bonilla espera del Jerez Industrial esta temporada "grandes cosas. Es un equipo joven, al que quizás le falta algo de experiencia pero no calidad ni entrega. Además, somos una gran piña y eso es lo importante, el cuerpo técnico y la directiva están volcados con nosotros porque ven la misma entrega en los partidos y en los entrenamientos".

Esa entrega también llega a la grada, donde Bonilla se ha ganado a la afición por su capacidad de sacrificio: "Tengo que agradecer a la afición del Industrial su apoyo, yo soy un chico que trata de dar todo lo que tiene, intento no parar e incorporarme al ataque siempre que puedo. Aquí lo importante es que todos, tanto la entidad como la afición, vean que estamos comprometidos de verdad".

Y la próxima prueba para el Industrial será un hueso como el Chipiona en el Gutiérrez Amérigo: "Va a ser bastante complicado pero lo daremos todo, no nos queda otra. Cuando perdía un combate de boxeo trataba de sacar alguna enseñanza para la siguiente pelea y en el fútbol lo mismo, hay que aprender para el próximo combate".

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