Crimen Los Pajaritos

"Quería darle un escarmiento y me volví loca"

  • La acusada de torturar y quemar a su camello en Los Pajaritos declaró en el juicio que estaba "arrepentida" de haber torturado y matado a la víctima

La acusada durante el juicio

La acusada durante el juicio / Juan Carlos Vázquez

La acusada de torturar a su camello por un ajuste de cuentas y quemar el local en Los Pajaritos ha reconocido los hechos y ha mostrado su arrepentimiento durante el segundo día del juicio. "Quería darle un escarmiento. Me volví loca y no sabía lo que hacía", reconoció durante su intervención en la segunda sesión del juicio con jurado. Esta confesión y reconocimiento del crimen por parte de la acusada ha supuesto que las partes aceptaran la renuncia de varias de las pruebas testificales previstas, además de la reorganización de la vista. 

La acusada, que explicó que se encontró casualmente con el fallecido en la Avenida de Andalucía, ha reconocido que antes de empezar a torturarlo, estuvieron consumiendo "rebujo", una mezcla de heroína con cocaína. Tras esto, le propuso un juego en un local abandonado (el antiguo bar Los Gallos en la calle Candelería) que habitualmente se utilizaba como fumadero.

Una vez allí, lo ató y amordazó, propinándoles fuertes golpes. Ante la posibilidad de que el ruido alertara a alguien, le empujó, siempre atado y amordazado en la silla, hasta la zona interior, donde continuó con la tortura.

Además de los golpes y puñetazos, con un cuchillo o similar le habría ocasionado siete heridas incisas, mientras que, valiéndose de un martillo y unos alicates, "comenzó a golpearle con gran violencia en el rostro, ocasionándole fractura de la pirámide nasal". 

Como consecuencia de todo ello, los padecimientos de la víctima "eran insoportables", y la acusada le introdujo en la boca "varias pastillas de haloperidol, agua oxigenada y betadine y con una jeringuilla que allí encontró le inyectó aire y haloperidol", según precisa el Ministerio Público en su escrito de conclusiones provisionales.

El hombre a pesar de todo continuaba con vida y para acabar con ella, le propinó un "violento empujón" que hizo caer la silla y a la víctima, y en esta situación le pisó "con gran violencia el cuello", ocasionándole una fractura antero-lateral del cartílago cricoides.

"Soy consciente de que padezco trastornos y descontrol de impulsos", ha continuado diciendo la acusada, que ha añadido que tras los múltiples golpes y puñaladas a la víctima "le metió en la boca trankimazil para dormirlo y que no sufriera".

"Cuando vi que había fallecido, tapé el cuerpo con una sábana y me fui".  Asimismo, durante su declaración ante el jurado popular, ha reconocido que a los dos días volvió al local, trasladó el cuerpo a otra zona junto a la chimenea y le prendió fuego con cerillas. "Se me fue de la mano el fuego y salí corriendo", aseguró. Los bomberos tardaron unos 20 o 25 minutos en sofocar el incendio. 

En total fueron 15 o 20 minutos de tortura. La acusada es conocida en la zona de Los Pajaritos como "la loca de los gatos" y, según uno de los testigos, ya había tenido problemas con los vecinos en el entorno del local de la calle Candelería.

Por otro lado, los forenses explicaron que el cadáver estaba en avanzado estado de descomposición, lo que unido al hecho de estar quemado, hace "difícil establecer cuál de los golpes causó la muerte", aunque reconocieron que la existencia de un traumatismo cranoencefálico importante unido a las lesiones y las heridas de arma blanca en regiones corporales donde hay órganos vitales. La muerte está fechada entre el 21 y el 23 de septiembre de 2016. 

En este aspecto, el abogado de la defensa preguntó sobre cómo estaban los pies del cadáver, puesto que la acusada en su tercera declaración ante la Policía dijo que le había cortado un dedo del pie. Los forenses respondieron que el pie derecho estaba calzado,"aunque el izquierdo sólo tenía un calcetín. Los pies no presentaban lesión". 

Por su parte, el jefe de Grupo de Homicidios de la Brigada Judicial ha explicado que en un primer momento la acusada aseguró que no había nadie dentro. "Acompañó voluntariamente a los agentes hasta el interior del local y dijo en un primer momento que ella no había sido. En la tercera declaración dice haber sido la autora del incendio porque estaba preparando la comida y se le descontroló el fuego", afirmó.

Asimismo ha destacado que la acusada, una vez detenida "y en presencia del letrado manifestó todos los motivos por los que llevó a la víctima hasta atarla en la silla y se ensañó con él, que tenía un estado mental bastante limitado y por eso le resultó fácil convencerlo".

A preguntas del fiscal sobre si la confesión de la acusada se puede considerar como una colaboración por su parte, el jefe de Grupo de Homicidios ha contestado que "en cierta manera sí porque el escenario del crimen estaba completamente quemado".

La Fiscalía de Sevilla solicita para la acusada 23 años de prisión por un delito de asesinato y otros siete años de cárcel por un delito de incendio, así como que abone una indemnización total de 90.000 euros a los tres hermanos de la víctima. También pide que indemnice con 7.899 euros al dueño del local afectado y con 240,60 euros al propietario de una vivienda que también resultó afectada por las llamas. 

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