Ópera

'Doktor Faust'

  • La eterna búsqueda de sí mismo

Con su versión del mito fáustico, Ferruccio Busoni dejó, aunque inacabada, su propuesta para el futuro de la ópera, un espectáculo alejado del realismo romántico. Entre Viena y Berlín, en aquellos inquietos e ilusionantes años de 1910 a 1930, los compositores buscaban nuevas vías para darle una nueva vitalidad a la ópera. En algunos casos, como Strauss, Schreker o Zemlinsky (de los que hemos tenido buenas muestras en las últimas temporadas del Teatro de la Maestranza), se optó por continuar y ampliar la senda abierta por Richard Wagner, explotando la eclosión de los cromatismos, el peso orquestal y la expresión de los grandes sentimientos mediante melodías de clara raigambre romántica. En otros (Schönberg, Berg, Schulhoff) se prefirió romper radicalmente con el lenguaje tonal y buscar la expresividad de la propia palabra declamada. Pero hubo también una vía intermedia que, sin romper con la tonalidad, se adentraba en los terrenos expresionistas y anhelaba enriquecer el teatro musical con la incorporación de elementos de otras disciplinas musicales (jazz, cabaret, músicas populares) y su interacción con otras manifestaciones artísticas.

A esta tercera vía podríamos asociar, grosso modo, la obra lírica de Ferruccio Busoni (Empoli, Italia, 1866-Berlín, 1924), cuya obra culmen Doktor Faust abrirá en octubre la próxima temporada del Maestranza en la producción de Peter Mussbach para la Staatsoper de Berlín que acaba de dirigir Daniel Barenboim y que ya subiese a las tablas del Festival de Salzburgo en 1999.

Admirador incondicional de Bach y de Mozart, amigo y maestro de los músicos más inquietos de su época, Busoni mostró siempre su rechazo del legado wagneriano y su concepción de la obra de arte total.

En su escrito teórico más importante, Proyecto de una nueva Estética de la Música (1907), defendía que la ópera, si quería sobrevivir al ocaso romántico, debía transmutarse en un nuevo tipo de espectáculo en el que se combinasen lenguaje hablado, lenguaje musical y mímica. De estas ideas y de su amor por los clásicos teatros de marionetas nace su personal visión del mito fáustico. El libreto fue elaborado por el mismo Busoni partiendo de las leyendas medievales originales, de las obras para marionetas sobre el tema y de la de Marlowe, con expreso deseo de alejarse del inmortal Goethe.

El resultado fue una ópera que a su muerte quedó inacabada, que fue completada por su alumno Philipp Jarnach y estrenada en Dresde el 21 de mayo de 1925. Con un núcleo central que narra el episodio en la corte de Parma, la obra presenta una estructura simétrica en la que se alternan momentos orquestales, intermedios declamados y pasajes cantados. No se espere en esta obra experimental una línea argumental clásica, sino más bien un retablo de diversas escenas y fantasmagorías nacidas de la mente de Fausto y articuladas mediante un lenguaje musical que explora lenguajes diferentes al del post-romanticismo, y que a menudo recurre a las tradiciones barrocas o al contrapunto renacentista, con cánones, zarabandas y pasajes de intrincado contrapunto a menudo entrasacados de otras composiciones anteriores.

En definitiva, una propuesta interesante y refrescante que, evidentemente, exigirá de los aficionados un esfuerzo de apertura de mente y de gustos musicales y que servirá de contrapunto, por ejemplo, al lenguaje pucciniano con el que compartirá programación.

Programa:

Poesía para música en dos preludios, un interludio y tres cuadros. Texto y Música de Ferruccio Busoni  l Dirección musical Pedro Halffter l Dirección de escena Peter Mussbach l Escenografía Erich Wonder l Vestuario Andrea Schmidt-Futterer l Solistas Christopher Robertson, Matthias Hoelle, Robert Brubaker, José Ferrero, Mary Mills l Coproducción de la Staatsoper de Berlín, Festival de Salzburgo y Metropolitan de Nueva York l Real Orquesta Sinfónica de Sevilla l Coro de la A. A. Maestranza

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