En el teatro clásico español existía un arquetipo caracteriológico que se denominaba figurón. Era un personaje ya mayor, cascarrabias, maniático y ridículo sobre el que los demás personajes volcaban sus asechanzas. La ópera bufa, desde sus primeros momentos con La serva padrona hasta su extinción con Don Pasquale, hizo del figurón uno de los personajes imprescindibles.

La comedia veneciana, con Carlo Goldoni a la cabeza, también recurrió al viejo estrafalario, buen ejemplo de lo cual es el Sempronio de esta ópera de Haydn, un boticario que quiere casarse con su pupila Grilleta (igual que don Bartolo en Il barbiere di Siviglia) y que se consume por su desmedido interés por las novelerías y los sucesos extravagantes de la prensa. No uno, sino dos pretendientes más contenderán por la mano de la joven.

Con esta ópera se inauguró el teatro del nuevo palacio de Esterháza en el otoño de 1768 y es una cumplida muestra de las capacidades cómicas y operísticas de Haydn. La música secunda a la perfección la comicidad del texto, con giros onomatopéyicos y situaciones tan sugerentes como la ampulosa aria que ensalza las virtudes de un laxante (¡dos siglos antes que Les Luthiers!) o el divertido cuarteto con dos falsos notarios.

Programa:

Drama jocoso en tres actos con libreto de Carlo Goldoni y música de Franz Joseph Haydn  l Dirección musical Santiago Serrate l Dirección de escena Patrick Mailler l Solistas Manuel de Diego, Sandra Pastrana, Juan A. Sanabria y Maite Arruabarrena l Grupo instrumental de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla