Música Antigua

Mujeres en palacio

  • Aquel Trovar dedica su nuevo trabajo discográfico a mostrar la voz de las mujeres ocultas en el repertorio profano español de finales del siglo XV que recoge el Cancionero de Palacio

Aquel Trovar (de izquierda a derecha, Daniel Sáez, Antonio Torralba, José Ignacio Fernández y Delia Agúndez)

Aquel Trovar (de izquierda a derecha, Daniel Sáez, Antonio Torralba, José Ignacio Fernández y Delia Agúndez) / Carmen González

Hoy mismo se pone a la venta el último CD de Aquel Trovar, y su caso es único en Andalucía y me atrevería a decir que en España: un conjunto de música antigua fundado en 2016 que en septiembre de 2019 presenta ya su tercer álbum. Es cierto que el conjunto nació a partir del desaparecido Cinco Siglos, un grupo con un cuarto de siglo de trayectoria, pero aun así, teniendo en cuenta el nivel de ventas de los discos y la exquisita factura física de cada uno de sus trabajos, resulta admirable la capacidad de producción de este grupo cordobés.

Su tercer álbum tiene indiscutibles líneas de conexión con los dos anteriores: por un lado, desarrolla el acercamiento al Cancionero de Palacio que estaba ya en el primero, Canciones de la Vieja Europa (y en el último de Cinco Siglos, Músicas para la cámara de Isabel de Castilla); por otro, insiste en la línea femenina del segundo, De Santa María, que versaba sobre las devociones marianas en la Baja Edad Media. En Cantar Sola, Aquel Trovar profundiza en el Cancionero de Palacio teniendo "como idea unificadora las piezas cuyo texto adoptan una perspectiva femenina. Son piezas que, aunque filtradas por los estereotipos propios del lenguaje cancioneril culto, pueden tener sugerentes raíces populares (en la letra y en la música) y evidentes vínculos con el universo femenino: son muchas veces herederas de las cantigas de amigo de la lírica galaico-portuguesa: la madre como confidente, la evocación del amado", comenta Antonio Torralba.

Cantar sola - Aquel Trovar Cantar sola - Aquel Trovar

Cantar sola - Aquel Trovar

El título del disco sale directamente de La Celestina y Torralba usó versos de un poema de Florencia Pinar para dividir las diecisiete piezas que incluye el álbum en cuatro secciones, con la idea de darle "un sentido añadido: una visión de conjunto o una recreación de la vida amorosa de una mujer del Renacimiento vista a través de la música". Delia Agúndez añade que "la selección se ha hecho en torno a la creación de un hilo sentimental, expresivo, en torno a la mujer. Queríamos profundizar en este cancionero, pero no era coger piezas por coger. Era buscar un abanico de emociones. Es como Amor y vida de mujer de Schumann pero en Cancionero de Palacio. Nos interesaba el perfil psicológico de la mujer. Para enfocar las piezas e interpretarlas me he tenido que meter en diferentes estados de ánimo, desde lo inocente hasta lo más dramático, y, de alguna manera, he sentido que mi experiencia vital ha pasado por todos esos estadios".

Para Agúndez, "la actualidad de los temas vinculados a la mujer fue un acicate importante para lanzarnos a hacer este nuevo disco, tan reciente el anterior, del que todavía estamos recibiendo el retorno de oyentes y de críticos. Y la conclusión es que las sensibilidades no están tan distantes. Los conceptos no son exactamente iguales, pero la actualidad de muchos de los temas es brutal. A mí nadie me intentó meter a monja a la fuerza, pero sí que he sentido esa rebeldía cuando nuestros padres nos han querido dirigir hacia un lado o hacia otro. El primer novio... te escapas con él y te vas "bajo la encina", dice aquí la canción, a lo mejor ahora te escapas al parque... Los deseos, las necesidades son muy parecidos... Pero si hay una pieza que me pone la piel de gallina y que después de grabarla nos dejó a todos hechos polvo es De ser malcasada, que habla de malos tratos; es una mujer que canta a finales del XV y seguimos igual".

En su origen, Cinco Siglos era un grupo puramente instrumental, y esa perspectiva de la glosa sobre los temas tratados ha estado siempre en sus conciertos y en sus discos. En este incluso de forma ampliada: "Sí, hay una mayor presencia de piezas instrumentales –comenta Torralba–, y algunas novedades en la instrumentación, como la inclusión del orlo en dos de las piezas y, muy especialmente, el uso de la cítara renacentista, poco escuchada hoy en estos repertorios, a pesar de tenerse la certeza de que, como su predecesora la cítola, se utilizaba en España. Hemos dado protagonismo también a la bandurria, instrumento sobre el que Johannes Tinctoris nos dejó un interesante comentario en 1487: 'Y he escuchado mucho más a menudo a mujeres catalanas cantando con ella canciones de amor que a algún hombre tañerla'”.

Con respecto al tratamiento interpretativo, añade el músico cordobés: "El propósito básico no es una reconstrucción del cómo se hacía esto en unos determinados momento y lugar, sino una sugerencia creativa, deseosa de ser coherente con las fuentes, pero que busca subrayar aspectos que nos parecen sugerentes y quizás inspiradores para el oyente culto de hoy". Agúndez, por su parte, destaca la intensidad que ha querido ofrecer con su ardiente estilo interpretativo: "En De Santa María fue una apuesta, y por el resultado obtenido tanto en concierto como en el disco, creo que fue un acierto; funcionó muy bien y el público así lo ha valorado. Aquí he puesto todavía más intensidad. Cuando puedo ýo diría que me escoró un poco incluso hacia lo macarra; me gusta el riesgo, probar con colores diferentes, salirme de lo escolástico".

Aquel Trovar durante las sesiones de grabación de este disco Aquel Trovar durante las sesiones de grabación de este disco

Aquel Trovar durante las sesiones de grabación de este disco / Carmen González

La soprano extremeña afirma encontrarse en "un periodo muy agradecido y muy bonito de mi vida profesional. Cuando tenga mucha más edad lo recordaré con melancolía. Yo trabajo con Capella de Ministrers, con Aquel Trovar, con la Capilla Jerónimo de Carrión y con otra mucha gente. A lo mejor, los proyectos no son hiperllamativos, no es como debutar en un Liceo o en un Real, pero me siento muy contenta y muy realizada con lo que hago. Cuando llegue el momento de hacer otras cosas, de retirarme, cuando llegue la crisis de todo cantante, que es algo natural, el período que vivo ahora lo recordaré con mucha melancolía. No tengo ningún tipo de problema con ningún compañero, me lo paso de maravilla con la gente con la que trabajo, mientras hacemos música, mientras viajamos...". 

Hace ya casi un lustro, Agúndez sacó adelante un proyecto más personal: un disco titulado The Purcells, con el que obtuvo un notable éxito. "Los proyectos de ese estilo requieren mucho tiempo, y ahora no tengo ese tiempo. Pero estoy segura, porque me conozco, y soy muy inquieta, de que llegará el momento en que, como pasó con The Purcells, vuelva a enamorarme de algo así". Aquel proyecto sirvió también a la soprano cacereña para evitar el encasillamiento de cantante vinculada exclusivamente a repertorios más antiguos, aunque "al final es el público y los grupos los que eligen. Si me escogen para esto, pues por algo será. Yo me crie cantando polifonía. Es casi una lengua materna, me siento muy cómoda ahí. Cuando te pones a estudiar canto, los conservatorios te llevan por donde te llevan. Yo aterricé en el Conservatorio del Liceo y dije que quería hacer antigua y contemporánea, e hice casi de todo menos eso. Hice un poquito de Bach y de siglo XX, porque me puse muy cabezona. Pero esto es como el cauce de un río, que por mucho que lo quieras encauzar, cuando llueve un poquito de más se desborda. Yo acabé en el Liceo modelada para cantar ópera, pero me volví a encontrar con mi esencia y volví a hacer polifonía, y bueno, también me metí en el Barroco. Al final es la vida la que te va llevando. Eso no quita que no esté abierta a otras cosas. No me cierro a nada. Pero tengo tan interiorizado este repertorio y me siento tan cómoda en él". Agúndez termina reivindicando la especialización: "¿Por qué los que nos dedicamos a la música antigua tenemos que hacer desde la Edad Media a Rossini?, ¿por qué no especializarnos? Es perfectamente digno: yo me dedico a hacer repertorio medieval, renacentista y del barroco temprano… y no tiene nada de malo".

Delia Agúndez entiende Cantar Sola como una perfecta mezcla entre su satisfacción personal y la contribución a la sociedad. "Por un lado, me interesan muchos los formatos pequeños, disfruto mucho entre audiencias reducidas, actuando en edificios patrimoniales o, como en este caso, grabando en una cueva [las Cuevas del Pino de Villarrubia, Córdoba], que fue una experiencia casi mística para mí. Pero, por otro lado, creo que ponemos nuestro granito de arena en algo que es muy actual: me gustaría que a la gente le sirviera para reflexionar sobre toda la problemática en torno a la mujer, y que nos diéramos cuenta de que en realidad en lo más hondo, los seres humanos hemos cambiado poco".

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