Música

Jazz en Suecia: al calor del gélido norte

  • Las giras que los grandes maestros americanos del género realizaron por algunos países europeos tras la Segunda Guerra Mundial dejaron una profunda huella en el país escandinavo que todavía hoy se siente viva

El pianista sueco Bobo Stenson, en una imagen reciente.

El pianista sueco Bobo Stenson, en una imagen reciente. / D. S.

Los países escandinavos son un espacio de referencia en la actual geografía global del jazz. Entre ellos, Suecia ocupa un lugar destacado, tanto por la efervescente y dinámica escena desarrollada en torno a esta música como por la calidad y proyección internacional de sus músicos. Sucesivas generaciones han aportado, desde la década de los 70, una forma singular de entender y hacer música, caracterizada por su apertura conceptual, su eclecticismo formal y la diversidad de sus fuentes y referentes musicales.

El proceso de desarrollo del jazz sueco se ha visto favorecido por varios factores privativos del contexto social y cultural del país. Entre ellos, las acertadas políticas culturales que los gobiernos socialdemócratas desarrollaron en el país, capaces de crear las infraestructuras culturales y educativas necesarias para facilitar tanto la formación de músicos y audiencias como la circulación pública de la música como parte de la cultura cotidiana ciudadana. Desde la década de 1970 funcionan circuitos de conciertos por el país, becas para los músicos y ayudas al fomento y desarrollo de las escenas musicales locales, así como apoyos a las discográficas centradas en el jazz y otros tipos de músicas no comerciales.

Otro factor significativo es el trabajo de la discográfica alemana ECM y su continuado apoyo y difusión a los músicos escandinavos en el panorama internacional. Su mantra publicitario les venía como anillo al dedo: El sonido más bello después del silencio. ECM fue la primera de las muchas discográficas europeas que ampliaron la geografía mundial del jazz, favoreciendo la presencia de músicos europeos con voz propia y libertad creativa. El historiador Ted Gioia señala al referencial sello ECM como heredero de la tradición del cool jazz, y señala que sus valores son esencialmente los mismos: "claridad de expresión, sutileza de significado, disposición a apartarse de los ritmos estandarizados del jazz, aprender de otros estilos de música; preferencia por la emoción en lugar de la simple emotividad; ambiciones progresivas y tendencia a experimentar; y, sobre todo, aversión por la grandilocuencia y la ampulosidad".

Desde una posición menos formalista, se puede añadir que la discográfica alemana supo articular, impulsar y difundir el trabajo de un numeroso grupo de músicos que conjugaban ideas procedentes de diferentes mundos musicales desde una actitud de avanzadilla y autoconciencia artística.

Otro elemento que estimuló y contribuyó a este desarrollo fueron los músicos de jazz norteamericanos que visitaron Suecia después de la Segunda Guerra Mundial en sus giras europeas. Charlie Parker, Thelonious Monk, Dizzy Gillespie, Ben Webster, Stan Getz, Sonny Rollins, Gary Burton, Dexter Gordon, Quincy Jones, John Coltrane, Archie Shepp, Ornette Coleman, Cecil Taylor y muchos otros pasaron por el país, posibilitando que los jóvenes músicos suecos tuvieran la oportunidad de escucharlos en directo y, en muchos casos, también de tocar con los grandes maestros norteamericanos. Muchos de estos viajaban solos y se hacían acompañar de una sección rítmica de músicos locales. Algunos, como Albert Ayler, Red Mitchell, Don Cherry y George Russell, se instalaron en Suecia durante largos épocas en las que trabajaron codo con codo con los instrumentistas suecos.

Así, en la década de los 70 los músicos suecos no derivaron su lenguaje musical directamente del jazz estadounidense como en décadas anteriores. Con una patente y efectiva habilidad, y sin muchos prejuicios, desarrollaron sus propios procesos creativos. Su arte abarcó una gran cantidad de fuentes y paradigmas: la música popular y folclórica de diferentes orígenes culturales, el free jazz, la música académica contemporánea y sus vanguardias, el rock progresivo y la música electrónica.

Grupos como Sevda, Egba, Oriental Wind, G. L. Unit, Arbete och Fritid, Mount Everest, Gunder Hägg, Rena Rama, Solar Plexus, Iskra, Musikteatergruppen Oktober, Pärson Sound, Mwendo Dawa o Lokomotiv Konkret, junto con solistas como los saxofonistas Bernt Rosengren, Lars Gullin, Lennart Åberg, pianistas como Bobo Stenson, Monica Dominique y Susanna Lindeborg, y los contrabajistas Palle Danielsson, Anders Jormin o Lars Danielsson, crearon un fecundo espacio de interacción y colaboración entre músicos dentro del país, a la vez que tendían puentes y trabajaban con músicos de jazz de otras partes del mundo, desarrollando una forma de entender y hacer jazz, libre de prejuicios y trabas formales, que se prolonga hasta hoy mismo.

Dado que la discografía para conocer en toda su amplitud el jazz sueco es muy extensa y variada, proponemos seis muestras de álbumes publicados en cinco décadas diferentes como una invitación a ir tirando de los múltiples y estimulantes hilos...

Mount Everest Trio

Waves from Albert Ayler (1975). Gilbert Holmström (saxos alto y tenor) Kjell Jansson (bajo) Conny Sjökvist (batería). Álbum homenaje a Albert Aylers. Fuerte y febril, a veces desenfrenado, aunque también con momentos de reposada calma. Temas de Aylers, Ornet Coleman y Gary Bartz junto a composiciones del saxofonista Gilbert Holmström y otros firmados por todo el grupo, que dan una idea del nivel del jazz sueco a mitad de la década de los 70. Reeditado con tres pistas adicionales, grabadas en 1977, agregadas en la reedición en CD de 2012.

Bengt Berger & Bitter Funeral Beer Band

Bitter Funeral Beer (1981). El percusionista Bengt Berger reunió a un numeroso grupo de músicos suecos de jazz y rock progresivo para grabar uno de los álbumes más intrépidos de este periodo del jazz sueco. Basándose en la música de las bandas que acompañan los funerales en el norte de Ghana, la banda entrega en este álbum una música vital y vibrante que combina la polirritmia africana con inspiradas improvisaciones llenas de variaciones tonales y momentos hipnóticos.

Don Cherry

Dona Nostra (1994). Iba a ser un álbum del grupo sueco Rena Rama que finalmente se publicó con la firma de Don Cherry. Además de Cherry (trompeta) participan en el álbum el percusionista de origen turco Okay Themiz y los integrantes del grupo Rena Rama: Bobo Stenson (piano), Lennart Aberg (saxos y flautas), Anders Jormin (contrabajo) y Anders Kjellberg (batería). Un álbum de música introspectiva, tranquila y austera, con temas de Ornette Coleman, composiciones de Lennart Aberg e improvisaciones colectivas en el estudio de grabación.

EST (Esbjörn Svensson Trio)

Strange Place for Snow (2002). Svensson es un pianista que creció con el rock y la electrónica y los ha sabido desarrollar en sus trabajos junto al jazz y la música académica. Dan Berglund (bajo) y Magnus Öström (batería) completan el trío. Este disco es uno de los más consistentes de la banda, presenta un jazz acústico con sutiles toques electrónicos a través de melodías que en algunos momentos son memorables: lirismo sensible de fraseos espaciados y armonías cambiantes.

Bobo Stenson Trio

Indicum (2012). Todos los discos del trío son de una calidad similar y parecida estructura. Aun así, éste es especialmente lírico, con magníficas improvisaciones de los tres músicos, Bobo Stenson (piano), Anders Jormin (contrabajo) y Jon Fält (batería). Con Your Story de Bill Evans, Evento VI de George Russell, La peregrinación del argentino Ariel Ramírez y la canción tradicional noruega Ave María que recibe un hermoso tratamiento.

Naoko Sakata Trio

Dreaming Tree (2016). Tercer álbum del trío liderado por la pianista japonesa Naoko Sakata, afincada en Gotemburgo. Acompañada por Johan Birgenius (batería) y Alfred Lorinius (contrabajo), el álbum presenta una música de belleza densa y sensible, que puede situarse en un arco de referencias musicales que abarca el jazz, la música contemporánea, la improvisación libre, Bobo Stenson, Paul Bley y Claude Debussy. Simplicidad y complejidad en continua alternancia, conjugando ternura y arrebatos dentro de la misma cadencia. Un álbum sorprendente.

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