Kany García | crítica

Paso firme para arrancar en Europa

  • La cantante puertorriqueña Kany García inicia una gira europea con la que quiere reafirmar su multitudinario éxito en el continente americano

Kany García durante su concierto en Cartuja Center CITE

Kany García durante su concierto en Cartuja Center CITE / José Ángel García

No pensaba yo que Kany García tuviese tanto público a sus pies en Sevilla, y eso que de las cuatro ciudades españolas en las que tiene parada su gira europea, en la nuestra es en la única que no hizo sold out muchos días antes de la fecha del concierto. Y eso también a pesar de que aquí se celebraba, lo hizo anoche, el primero de ellos, antes de continuar hoy mismo por Madrid, para seguir en Barcelona, Tenerife y más allá de nuestras fronteras, a Zúrich y París como destinos más próximos.Pero Sevilla es una de las ciudades objetivo de su oficina de management porque aquí su público no para de crecer, los seguidores en redes suben continuamente y hay una fuerte conexión con ella que quieren apoyar y consolidar a corto plazo. Por eso prácticamente todas y cada una de las mil y pico de entradas puestas a la venta se ocuparon, muchas de ellas adquiridas por sudamericanos residentes en nuestra ciudad, que llenaron la sala de colorido con sus diversas banderas nacionales, a las que se unieron algunas banderas arco iris. Para los dos colectivos tuvo Kany alegatos apasionados y llenos de fuerza: para los que vienen desde su país después de pasarlo allí muy mal; que no vienen a joder ni a hacernos daño, antes de despedirse con DPM, y anteriormente para los que tienen parejas de su mismo sexo, los y las que se muestran orgullosas de su diversidad sexual; personas para quienes solo pedía una sonrisa al cruzárnoslas, a ver si así, con nuestra complicidad, deja de ser necesario seguir cantando, como ella hizo aquí de nuevo, Bailemos un blues…  porque es una tristeza que mañana aún tenga que sentir que nos señalan si digo que te quiero a plena luz

El concierto tuvo lugar en el Cartuja Center CITE y estoy seguro de que Encarnita García -su nombre real, ella es puertorriqueña de ascendencia española por parte paterna- no pudo llevarse una impresión más agradable de su primer concierto a este lado del Atlántico. Anda por aquí presentando su disco de este año, El amor que merecemos, octavo ya en su carrera, que se inició en el 2006, aunque todavía podríamos sumarle uno más, grabado en vivo en 2014. Durante este tiempo ha sido nominada a los Grammy más de veinte veces, de las que en ocho de ellas se ha llevado el premio para casa, algo que no me extraña en absoluto después de escucharla anoche en directo. Imaginen cómo me impresionó Kany que en un tramo en que interpretó las canciones Amigo en el baño, Para volver a amar, Demasiado bueno, me resultaban tan cortas que todavía no estoy seguro del todo de si las estaba uniendo en un medley o yo estaba tan embelesado en ellas que no era consciente del paso del tiempo.

Kany García Kany García

Kany García / José Ángel García

De casi todos sus discos rescató alguna canción, aunque se centró sobre todo en los dos últimos, Mesa para dos, el que editó durante la pandemia, y el nuevo, construyendo con ellas un espectáculo imponente, cargado de emoción; no solo de la que hay en las letras, comprometidas, de la mayoría de sus composiciones, sino de la que transmite su voz, plena de calidez y sensibilidad. Yo no sabía qué esperar de ella, ya les digo, pero no me decepcionó en absoluto durante la hora y tres cuartos que estuvo sobre el escenario brindándonos una buena historia tras otra, a las que Kany insuflaba vida convirtiéndolas en excelentes canciones, como si fuese una trovadora contemporánea, desde que empezó, media hora después de las nueve, con La libreta.

Parecían resultar más familiares a la gente canciones como Para siempre, Confieso, que son del disco Soy yo, con el que comenzó aquí su éxito, multitudinario en América por entonces; también la que le daba su título, la segunda de la noche, una desgarradora confesión de una mujer que se libera de ataduras demasiado apretadas: Soy yo la primera que desea olvidarte, la que sueña con volver a enamorarse; un tema recurrente en sus canciones, ese de las miradas de soslayo a las rupturas, tratada también en su último disco con No vuelvas, una hermosa balada llena de nostalgia, en la que aborda la violencia de género a ritmo de cumbia, el mismo estilo empleado en Justito a tiempo, sobre la violencia psicológica y emocional, que en su versión grabada hizo con Rozalén. Aquí esas dos las echamos de menos, aunque sí nos recordó a otro paisano, Alejandro Sanz, con quien grabó Muero, que esta noche sirvió para levantar los ánimos después de los momentos en que Kany cantó a solas con su guitarra, teniendo que beber agua frecuentemente para deshacer el nudo en la garganta que le provocaban las muestras de cariño, de amor, en realidad, del público. Y que esas dos cumbias no apareciesen en el repertorio de hoy me vino bien, al menos a mí, para dejar sitio al descubrimiento de cosas  que me sorprendieron y encantaron; porque yo podía imaginarme a una Kany con registros evocadores de Gloria Estefan, por ejemplo, que los tuvo; pero es que muchas veces, oyéndola cantar, aunque sea una mujer, me venía a la mente Silvio Rodríguez; más aún, en la canción Quédate, la veía como una Linda Ronstadt en sus piezas fronterizas, algo a lo que ayudaba mucho el slide de la guitarra de uno de sus músicos; que fueron dos guitarristas, un bajista, un batería y una chica que hacía coros y algunas percusiones; también noté que en un par de canciones, de las que recuerdo la mencionada Para siempre, sonaban unos violines pregrabados muy sutiles.

Pero no todo lo que reflejan sus canciones son desamores así, también hay amores duraderos, como el de Supe que eras para mí, las palabras que su padre le dirigió a su madre después de dos o tres años de amistad, en una historia en que el amor triunfó sobre la vocación sacerdotal, porque su padre fue cura durante diez años. Al final le conmovieron más los versos de una canción de Sabina, con los que se la ligó para siempre, que los versículos del Nuevo Testamento. Esa historia nos la narró la propia Kany anoche en la introducción de Plan de vida, la canción en la que describió ese amor entre sus padres.

kany García kany García

kany García / José Ángel García

El concierto estuvo lleno de momentos mágicos; también de momentos increíbles, como en Que te vaya mal, cuando después del puente instrumental Kany recita la retahíla dirigida a quien le dedicase la canción: Mentiroso, paquetero, embustero, traicionero, ratero, pillo, traidor; tú no tienes madre, sinvergüenza, enamoraor, Inventor, impotente y… aquí quitó el micrófono de su boca y lo dirigió hacia las butacas para que mil voces gritasen a la vez a pleno pulmón, hijo de putaaaaaaa… menos yo, claro, que no sabía que eso es lo que había que hacer ahora. Muy divertido fue también lo que nos contó acerca de un tipo, un cabronazo lo definió ella, que después de cada concierto le deja un mensaje de texto riñéndole por no haber interpretado una canción; nunca la misma, pero cantase ella donde cantase y lo que cantase, el cabrón este siempre estaba ahí para echar alguna en falta. Por eso hoy iba a encadenar algunas, después de pedirnos permiso para despedir un rato a la banda y quedarse a solas con su guitarra, que seguro colmarían los deseos de este tipo y, al menos esta noche, la dejaría tranquila. Y así tuvimos algunos de esos momentos mágicos que decía; entre Alguien y Confieso, su emoción fue tan evidente como para necesitar agua y un respiro mientras todo el público gritaba su nombre, Kany, Kany, Kany, y en Hoy ya me voy hubo unos momentos en los que cantaba todo el auditorio y ella se limitaba a acompañarlo con su guitarra sentada al borde del escenario; antes de terminar la canción la batería rompió la magia con un redoble estruendoso y nos dimos cuenta entonces, hechizados como estábamos, de que los músicos habían vuelto y terminaron arropando la canción con sus instrumentos. Fue algo espectacular.

Para el final fueron quedando las canciones más esperadas. Titanic la compuso con Camilo durante el confinamiento, en reuniones por zoom, reviviendo las mil despedidas que uno tiene a lo largo de la vida; la canción que describe esos días y momentos justo antes de que todo se evapore. Y los mayores éxitos del último disco los cantó antes y después de esa, como colofón del set una y de los bises la otra: Agüita e coco y DPM, siglas de De Puta Madre; la primera, graciosa y pegajosa, con ritmos de fiebres latinas, guaracha, joropo, perfecta para un final; la segunda llena de optimismo y buen humor para cerrar definitivamente: Me aumentaron el sueldo, canto cuando me baño, no hay otoño, ni invierno, primavera todo el año. Saludo a los vecinos, ya no hay perros que ladren; desde que tú te has ido, me ha ido de puta madre. Sí señor, valgan esas tres últimas palabras para describir este concierto también. Brilló Kany García anoche, impresionante en su amplitud, en un concierto que sirvió como testimonio de la sutil atemporalidad de sus canciones. Es una cantautora de grandísima altura.

Kany García Kany García

Kany García / José Ángel García

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