Alba Molina. Cantante

"Nunca se me ocurriría imitar a mi madre"

  • La intérprete publica este viernes su trabajo más íntimo y desnudo, 'Alba Molina canta a Lole y Manuel'.

Este viernes sale a la luz el disco que, sin duda, más trabajo le ha costado poner en pie a su intérprete. Alba Molina canta a Lole y Manuel (Universal). Su voz, la guitarra de José Acedo, las palmas de Lole, Angelita y Carmelilla Montoya, y la huella de los versos y los besos de su padre, Manuel Molina. Nada más y nada menos.

-¿Por qué ahora? ¿Por qué no, no sé, hace cinco años o dentro de otros cinco?

-Porque este trabajo no ha sido fácil para mí. Siempre lo he tenido en mente pero nunca me he atrevido. Cuando se me cruzaba la idea de hacer las canciones de Lole y Manuel, instantáneamente, decía no soy capaz, me viene grande. Y, como dices, dentro de cinco años me hubiera visto un poco fuera de lugar haciéndolo. Ahora mismo es el momento perfecto, por la situación, por todo lo que ha pasado y porque soy más madura musicalmente.

-Por lo que dice, intuyo que emocionalmente ha sido un disco difícil de armar, ¿qué agarraderas ha utilizado para no derrumbarse?

-Pues no te creas, claro que me he derrumbado. Me he derrumbado bastante. No tengo ningún secreto, no he tenido ninguna guía para hacerlo, solamente que había días en que grababa tres temas del tirón y otros días uno solo y después lo borraba porque me veía agobiada. No es fácil cantar Lole y Manuel, tiene mucha guasa. Ha habido algunos momentos... Bueno, algunos no, todos los momentos han sido preciosos aunque haya resultado duro. Me ha costado bastante porque se me juntaba un cúmulo de sensaciones, de alegrías y de tristezas, pero esto que tengo es un legado que, por suerte, se me ha quedado a mí, que es mío. Por eso estoy agradecida.

-Escuchamos Romero verde y nos acordamos de usted despidiéndose de su padre. No sé si ese ha sido uno de los temas más duros de grabar o si los ha habido más complicados...

-Estoy acostumbrada a interpretar los temas lentos, como Todo es color, Dime o La mariposa, me piden un poco menos de esfuerzo físico. A ver, yo no tengo la voz de mi madre, no tengo su metal, ni su sabiduría, ni su profundidad... No soy ella, está claro, pero hacer los temas pausados me resulta, entre comillas, más fácil que hacer un Romero verde o El río de mi Sevilla porque no sólo se puede tirar del sentimiento, también de la voz que, si se rompe, se rompe... Aguantar es más complicado.

-Es un disco desnudo.

-Porque los Lole y Manuel de los comienzos eran así, eran desnudos, se mostraban tal y como eran, y nosotros hemos querido rendir un homenaje a esos principios.

-Homenaje pero ha querido ser usted en todo momento.

-Nunca se me ocurriría imitar a mi madre, sería impropio, me daría vergüenza. Además, hay que partir de la base de que estos temas están dentro de mí, los he interpretado a mi manera y, si acaso, mi manera se parece más a la de mi padre. En algunos momentos puedo recordar a Lole, pero por mis cualidades y mi forma de interpretar siempre me pareceré más a Manuel... Sí, he querido ser yo en todo momento y eso también ha significado que me he emocionado... Bastante llorado el disco, bastante complejo... Una experiencia, allí en los estudios de Joselito Acedo.

-¿Por qué lo eligió a él como guitarrista para este viaje al pasado?

-Porque es el único que podía ser. Sólo él puede interpretar las canciones como lo ha hecho. Joselito es un admirador absoluto de Manuel. No hay otro. Ni con su aire, ni con su toque, ni con su rollo... Además tiene las guitarras de mi padre. Era perfecto y único.

-Once temas de una discografía amplia y bonita. ¿Cuál ha sido el criterio de selección?

-En realidad he escogido los temas que más he sentido pero por vivencias anteriores. No ha sido fácil porque todos los temas de Lole y Manuel son increíbles pero me he ido a mis recuerdos antiguos, a la añoranza, a mis vivencias de pequeña... Pero se podrían hacer 300 discos como éste.

-¿Con qué canción se queda?

-Eso tiene varias respuestas. Especiales y que me gusten, todas. Pero me quedo con Almutamid porque ha sido un reto para mí. Ha sido la más difícil porque va muy alta de tono y porque nunca la había cantado; bueno, sí, pero por encima con 6 o 7 años, pero nunca más. Tampoco la ensayamos, miramos un poco el tono y a grabar.

-Éste es su disco más flamenco. ¿Seguirá ahora por esta senda?

-Pues no tengo ni idea, siempre lo he hecho así. Yo me doy permiso a mí misma para hacer lo que quiera cuando quiera, musicalmente hablando, claro. Y ahora mismo toca esto. No tengo ni idea si seguiré por aquí pero no me veo de cantaora.

-No tenía 20 años cuando sacó su primer disco de la mano de su padre. Desde entonces, profesionalmente, siempre estuvo muy cerca de usted. ¿Le falta también desde el punto de vista artístico?

-Su falta la noto en todos los sentidos. No es que me falte algo, me falta todo. Me he quedado coja del alma. No está siendo fácil seguir sin él pero me da fuerzas pensar lo que él me díría.

-¿Y qué le diría?

-Anda, déjate ya de tonterías y sigue. Y hazlo.

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