Lee Ranaldo. Músico

"Nuestro sueño no fue nunca tener el tipo de éxito de Nirvana"

  • El ex guitarrista de Sonic Youth actuó en el Teatro Central de Sevilla, dentro del ciclo 'Música(s) contemporánea(s)', con un repertorio completamente acústico.

En la Nueva York de finales de los años 70, con el punk casi completamente desposeído de la relevancia que en otro momento tuvo, los locales de conciertos empezaron a parecerse a galerías de arte y éstas, a salas de rock underground. En aquella escena hambrienta de experiencias nuevas e impulsada en gran medida por resabiados estudiantes de arte explotó y reinó Sonic Youth, que con una música tan sofisticada y cerebral como salvaje y abrupta se convirtió pronto en un arquetipo -quizá El Arquetipo- de banda de rock independiente. Mientras conseguían ese estatus y después, durante casi 30 años hasta 2011, cuando la aventura terminó oficialmente, Lee Ranaldo creó junto a Thurston Moore, Kim Gordon y Steve Shelley un nuevo lenguaje de la electricidad en el cual la textura, el timbre, la armonía o el ritmo prevalecían sobre la melodía o la estructura; la naturaleza del sonido sobre la canción como forma convencional. Un crítico muy despierto escribió tras uno de los primeros conciertos de la banda que ésta había dado con "la música de guitarras más deslumbrante desde Jimi Hendrix". Actuó este miércoles dentro del ciclo Música(s) contemporánea(s) del Central en el marco de su gira europea Solo Acoustic Songs.

-Cuénteme en primer lugar en qué va a consistir el concierto...

-Tocar canciones acústicas es algo completamente nuevo para mí en cierto modo, porque aunque siempre he escrito mis canciones con guitarra acústica estaban concebidas para una banda eléctrica. De modo que aunque para la mayoría sea un planteamiento tradicional, para mí es algo bastante experimental, una nueva forma de exploración muy alejada de lo que hago habitualmente. También será una presentación de las canciones que he escrito en los últimos tres o cuatro años: todas muy esenciales, sin banda, sin ruido.

-¿Qué estímulos hay en la guitarra acústica para alguien que siempre ha partido de la electricidad y la distorsión?

-No deja de ser una forma diferente de escuchar lo que hacía antes. Y la pureza de la guitarra sin distorsión es hermosísima, fascinante. Además, las actuaciones se convierten en algo muy íntimo y eso es de hecho lo que más me gusta de tocar en este formato. Me apetecía encontrarme con el público en un nuevo contexto.

-Será inevitable que se sienta más expuesto que antes, arropado por un grupo...

-Mucho más. Es tan desnudo... En los primeros acústicos que di estaba nerviosísimo, no sabía si sería capaz de hacerlo. Ahora me siento en el principio de algo que no sé exactamente hacia dónde va, pero tengo mucha ganas de averiguarlo. Últimamente he hecho amistad con [el productor catalán] Refree y trabajará conmigo en mi próximo disco. Y seguro que este periodo acústico va a tener bastante repercusión en él...

-Sus últimos discos responden a esquemas más clásicos en el sentido de que se basan en la escritura de canciones. Eso me ha llevado a pensar en sus comienzos, en esa escena de punk, hardcore y no wave donde era un anatema reconocer las raíces del rock de los 60... ¿Fue una manera de reafirmar esa voluntad de ruptura?

-Fue un periodo muy radical, todo el mundo estaba intentando hacer algo... nuevo. A veces, en un determinado lugar y en un determinado momento, algo explota, y eso fue lo que ocurrió en Nueva York a finales de los 70 y principios de los 80. De algún modo toda aquella agitación en todas las artes fue encabezada por la música. Confluyeron muchas cosas, también en Sonic Youth. Nuestra música fue fruto de la colaboración, era más grande que nosotros por separado, una sola persona no podría haber hecho nunca la música de Sonic Youth: éramos cuatro personas trabajando con el sonido como si fuera una escultura, trabajando con la forma, quitando esto, añadiendo lo otro... Cuando la banda acabó ni se me ocurrió intentar repetir esa experiencia, sería imposible. Quizá por eso en los últimos tres o cuatro años he estado más interesado en escribir canciones en un sentido más clásico.

-¿Cómo vivió la separación?

-Bueno, es evidente que el grupo significa algo realmente especial para mí. Quiero decir, la mayoría de la gente que hace música no tiene la suerte de estar en una banda así, con esa carrera, durante tanto tiempo... ¿Cómo íbamos a imaginarlo cuando empezamos? El hecho mismo de que durásemos tanto tiempo juntos es para mí una prueba de cuán duro luchamos para hacer lo que queríamos hacer. Pensábamos que la música que hacíamos era única e importante, creíamos en ella. Pero pienso que está bien haber parado. Quién sabe qué pasará en el futuro, pero en este momento todos los miembros del grupo estamos caminando por nuestra cuenta y estamos bastante contentos, no creo que ninguno piense: "Tío, me gusta lo que estoy haciendo, pero ojalá Sonic Youth existiera aún".

-¿Ha tenido la suficiente distancia para pensar en lo que ha supuesto el grupo para tanta gente?

-Supongo que ha sido importante para muchos, sí. Hemos luchado durante tanto tiempo también por eso. La verdad es que a veces me resulta embarazoso ver que la gente no se ha olvidado del grupo. Tenemos un enorme archivo que iremos publicando, así que en cierto modo la banda sigue viva. Realmente increíble.

-¿La cansó en algún momento la idea de grupo intelectual?

-Pues... ¡es que eso éramos! Nuestro sueño nunca consistió en tener el tipo de éxito de Nirvana, aunque hemos sido muy afortunados, sí. Pero lo que nosotros queríamos era devolverle al rock su condición de medio de expresión artística. Sinceramente, me parece sorprendente que hayamos tenido esa enorme popularidad haciendo una música demasiado rara y experimental para esos parámetros. Crecimos escuchando rock, desde niños, pero éramos estudiantes de arte y la idea no fue nunca montar una banda de garage y dar unos pocos bolos. Nos interesaban tanto The Velvet Underground, The Stooges, The Contortions o Teenage Jesus & The Jerks como Glenn Branca, La Monte Young, Steve Reich o Stockhausen: todo eso tratamos de sintetizarlo para hacer algo... sólo nuestro. De modo que el objetivo nunca fue hacer hits, nos encanta el pop y de hecho incorporamos algunos aspectos del pop a nuestra música, pero ya digo, lo que siempre quisimos fue hacer algo mucho más desafiante.

-Desplazado por el rap o las muy diversas formas de la electrónica, el rock perdió hace tiempo ya el lugar central que ocupó en la cultura popular. ¿Cuál debería ser hoy su papel?

-El problema es que se ha convertido en una forma de ocio más. Aunque el principal peligro es que hay demasiadas bandas que recuerdan a muchas otras del pasado... Está atrapado en su propia nostalgia. Por otro lado, es cierto que ha perdido popularidad, pero uno no hace música para ganar un concurso de popularidad, bueno, hay gente que lo hace, pero lo interesante es hacerlo con un propósito expresivo y personal, y hay pequeñas escenas, muy atomizadas, que siguen siendo interesantísimas aunque no llegan al gran público. En fin, sí, el rock está en un momento muy extraño.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios