Jorge González. Integrante de Vetusta Morla

"Hoy ya no nos da miedo incorporar músicas que nos lleven a las raíces"

  • Los Vetusta Morla vuelven con 'Cable a tierra', nueva exploración sonora con la que una de las bandas más queridas por el público llega a "un lugar distinto"

Los Vetusta Morla regresan con ‘Cable a tierra’, un disco entre la experimentación y los sonidos tradicionales.

Los Vetusta Morla regresan con ‘Cable a tierra’, un disco entre la experimentación y los sonidos tradicionales. / Jerónimo Álvarez

Regresa Vetusta Morla, tras el exitoso Mismo sitio, distinto lugar, con nuevo trabajo, titulado Cable a tierra. Una colección de canciones que afianzan el genuino sonido de la banda madrileña, pero sin renunciar a la experimentación electrónica, que combinan con ritmos y melodías tradicionales, de un lado y otro del Atlántico. Jorge González, percusionista y responsable de las programaciones de Vetusta Morla, responde a las preguntas.

–¿Es Cable a tierra una metáfora de volver a los orígenes, a las raíces, de conectar con la realidad de este presente?

Cable a tierra se conforma de diez canciones, pero eso no fue lo que quisimos hacer desde el principio. Como en nuestros anteriores discos, entramos en un proceso de creación y composición musical, y hay un punto en el que aparecen unas ciertas canciones que conectan entre ellas, en lo más básico, en los ritmos y en las melodías. Y eso tal vez se puede concretar cuando aparecieron Puñalada trapera y Virgen de La Humanidad. En ese momento, entendimos que queríamos contar algo y empezamos a quitar capas y a seleccionar.

–En Virgen de La Humanidad escuchamos: Acumulamos folclores y acentos.

–Afortunadamente, estamos viviendo un momento, tal vez propiciado por la gente más joven, en el que se están eliminando un montón de prejuicios con respecto a la música, y se están recuperando sonidos de hace 20, 30 años. Nosotros mismos, por ejemplo, cuando en el pasado introducíamos sonidos muy flamencos, nos parábamos y reconducíamos, para regresar a nuestro sonido más anglosajón. Algo que hemos evitado en Cable a tierra, donde hay melodías y sonidos que nos hacen retroceder a nuestra infancia. Y a mí, en concreto, me viene a la cabeza mi abuela cantando jotas. No podemos renunciar a una cultura tan amplia y rica como la que tenemos en nuestro país.

–Curiosamente, tras escucharlo detenidamente, tal vez sea el trabajo de Vetusta Morla en el que más peso tienen las programaciones, lo electrónico, pero al mismo tiempo hay casi una recuperación de sonidos y melodías muy populares.

–Sí, es un disco muy Vetusta. Pero somos seis personas y eso genera diferentes capas, y en cada contexto, unas asoman más que otras. La deriva, por ejemplo, destapó unas letras que apostaban por lo social, y aquí se han destapado otras. Yo empecé tocando flamenco con David, mientras mis amigos escuchaban Soundgarden. En este disco buscábamos ir a la raíz, a las melodías, y también en cuanto a los sonidos, y por eso hemos recurrido a instrumentos musicales que no suelen ser muy comunes, como son el guitarro o el pandero cuadrado, que hemos sumado a los pluggins, que hemos elevado considerablemente. Y decidimos hacerlo en casa, en un estudio muy cercano, para volver a mezclarlo con Dave Fridmann. Campi Campón, nuestro productor habitual, nos dijo que Échate un cantecito, de Kiko Veneno, uno de los mejores discos creados en este país, se mezcló en Londres, por un productor que no estaba contaminado por el sonido que se encontraba. Y eso es lo que hemos hecho. Por eso en Cable a tierra hay una exploración a nivel sónico, que nos ha situado en un distinto lugar.

"Para mí este disco trabaja mucho alrededor de la emoción, tanto en lo musical como en las letras"

Palabra es lo único que tengo, se puede escuchar en uno de los temas de Cable a tierra. ¿Como en Mismo sitio, distinto lugar, música frente al desasosiego?

–Nosotros no lo hacemos como activismo. Son puntos de vista, de ver y analizar sucesos y hechos que nos rodean. Para mí este disco trabaja mucho alrededor de la emoción, tanto en lo musical, como en las letras, que son obra de Guille (Galván) y Juanma (Latorrre). A veces tocan temas más cercanos, que pueden entenderse como activismo, pero no dejan de ser una crónica con punto de vista: de retratar la realidad tal y como la estamos viviendo.

Portada de 'Cable a Tierra'. Portada de 'Cable a Tierra'.

Portada de 'Cable a Tierra'. / D. S.

–Séptimo álbum de estudio, de una banda en constante crecimiento. ¿Cada vez supone una mayor responsabilidad entrar en el local de ensayo para ensamblar un nuevo trabajo?

–Si soy sincero, y hablo en primera persona, cada vez menos. Creo que tiene que ver con la experiencia. Curiosamente, este es el disco que hemos grabado en menor espacio de tiempo: en tres meses. Ha pasado muy rápido por nuestras manos y por ese tiene ese toque de frescura, que también ayuda a localizar ese punto básico, de ir a la raíz, que buscábamos. Tal vez por eso ha sido una experiencia muy divertida, y el hacer un disco tan rápido ha sido una experiencia única.

–¿De dónde surge Cable a tierra, cuál es el origen, la chispa?

–Muchas veces los discos surgen porque tienes que volver, porque necesitas regresar a la carretera, a los escenarios. En este caso el confinamiento, que paró proyectos que teníamos a la vuelta de la esquina, como tocar en México (Vive Latino) o en Londres (Royal Albert Hall), nos marcó un calendario de regreso, de propiciar nuevas canciones. Nos juntamos en el local de ensayo con lo que nosotros llamamos protocanciones, que en muchos casos son sólo ideas, y luego ya nos fuimos a Reno, donde filtramos unos quince temas.

–Mientras hablamos, estoy viendo el cartel de Festival Sonorama Ribera de 2008, donde Vetusta Morla está escrito con una tipografía pequeñita, y en junio de 2022 han citado a sus seguidores en un estadio deportivo –el Wanda Metropolitano–, algo que no protagonizaba una banda española desde la despedida de Héroes del Silencio.

–Lo del Wanda es un concierto de Vetusta Morla, creado específicamente para ese día, y pretendemos que sea como un disparo, como una emoción continua. Y lo del estadio es el resultado de un proceso de evolución. Comenzamos en el pequeñito café de La Palma, y cuando pasamos a Sol lo consideramos un gran paso, y luego fuimos a Joy Eslava, La Riviera a continuación, y el siguiente paso fue el WiZink Center, y después La caja mágica, donde metimos a 40.000 personas, y ahora esto. Pero no lo tenemos planteado como un reto. Hemos tenido la suerte de crecer en estos años, de crear un equipo, que ha crecido junto a nosotros.

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