Sociedad

Los pulpos sienten el dolor de la manera en la que lo hacen los mamíferos

Los pulpos son capaces de padecer sentimientos complejos.

Los pulpos son capaces de padecer sentimientos complejos. / Archivo

Los pulpos son capaces de experimentar dolor emocional tal y como lo padecen los mamíferos. Así lo asegura un novedoso estudio que sugiere que estos animales perciben el dolor de manera muy parecida a la de los mamíferos.

Es conocida la inteligencia de estos invertebrados, considerados como los más complejos neurológicamente del planeta, pero ha sido la revista IScience la que se ha hecho eco de esta nueva información. Así, no solo sentirían el dolor físico, como lesiones, sino que también serían capaces de sentir estados emocionales de mayor nivel de complejidad que le producirían incluso angustia.

Investigación pionera con invertebrados

Pocas o ninguna investigación se ha centrado en el potencial para experimentar dolor de los pulpos. Ha sido la neurobióloga Robyn Crook, Universidad Estatal de San Francisco, la pionera en investigarlo durante años. Para ello se ha basado en los mismos protocolos de actuación tanto en roedores como en pulpos.

El fin último era comprobar si esos pulpos eran capaces de experimentar de la misma forma el dolor que los roedores. Para ello se consiguieron reconocer tres líneas de evidencia, mediante las cuales se observaban que realmente estos cefalópodos podían sentir estados emocionales negativos cuando experimentaban dolor.

Los resultados de los experimentos dictaminaban que, a pesar de que el sistema nervioso de los invertebrados difiere al de los mamíferos, son capaces de vivir los componentes físicos y emocionales producidos por el dolor. Tanto roedores como pulpos percibían los estímulos de manera muy parecida, incluyendo lo que se considera en humanos el estado de ánimo, es decir, estos pulpos tenían cambios duraderos en su estado afectivo en base al dolor.

Crook lo expresa de la siguiente manera: “Incluso en ausencia de pruebas sobre la conciencia o la sensibilidad en los cefalópodos, queda claro que las respuestas demostradas por los pulpos en este estudio son tan similares a las que expresarían los mamíferos que experimentan dolor, que se puede hacer un argumento de precaución razonable. que el estado interno de estas especies dispares probablemente también sea similar”.

Además, las investigaciones de Crook han ido más allá, demostrando que los pulpos son capaces, de igual manera, de responder de manera reflexiva a estímulos que consideran ya nocivos, lo que les enseña a evitarlos en un futuro. La prueba se realizó en una caja con tres cámaras, en una de las cuales algunos de los pulpos recibieron una inyección de ácido acético, en cambio otros solo recibieron una solución salina no dañina. A partir de entonces, los que recibieron la inyección de ácido acético evitaron esa cámara, mientras que los de la inyección no dañina no mostraron evitar ninguna de las cámaras.  

De igual manera, se les proporcionaba en una de las cámaras a los que habían sido sometidos a la inyección dañina un analgésico para mitigar el dolor. Tras esto, también se demostró que a partir de ese momento tendían a preferir la cámara donde tenían este alivio del dolor. Los que ni sufrieron la inyección dañina ni recibieron analgésico no mostraron ninguna preferencia por esta cámara.

“Nuestro objetivo con este estudio fue trasladar la cuestión del dolor de invertebrados más allá de toda duda razonable para que los esfuerzos para regular mejor su uso humanitario puedan proceder con una sólida base probatoria que hasta ahora ha sido carente”, concluía Crook en un estudio pionero que ha demostrado la existencia del dolor en invertebrados.

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