Medio Ambiente

La rutina de las cumbres del cambio climático

Clara Ferraro

Un año más se celebró una nueva cumbre sobre el cambio climático, mientras sigue sin frenarse la emisión de los gases de efecto invernadero.  La Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en Doha (Catar) del 26 de noviembre al 8 de diciembre, constató la imposibilidad por parte de los países miembros de alcanzar los objetivos concebidos en 1997 de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 2012 un 5,2% respecto a las de 1990. De forma semejante a la cumbre de Durban en 2011, solo se alcanzó un acuerdo de mínimos no vinculante que aplaza hasta 2015 la firma de un nuevo Protocolo que ayude a solucionar los graves problemas de emisiones, así como los sistemas de financiación y venta de los derechos de emisión. 

Con un día de retraso y largas esperas en el plenario concluyó la cumbre con la aprobación de la extensión del Protocolo de Kioto hasta 2020. Un acuerdo global que se adoptaría en la Cumbre de Francia de 2015 con la firma de un único plan jurídicamente vinculante en el que participarían todos los países en la actualidad exentos de obligaciones.

 

En la Cumbre participaron casi 200 países, pero sólo los países de la UE, Australia, Noruega, Islandia, Croacia, Kazajistán, Noruega, Liechtenstein y Mónaco asumieron la obligación de reducir un 5,2% de las emisiones en 2012 respecto a las de 1990, pues otros países como Japón, Canadá y Nueva Zelanda han retirado su compromiso, mientras que el resto, entre ellos países altamente contaminantes (Estados Unidos, China, India, ...), nunca han adoptado estas restricciones, significando entre todos ellos el 85% de las emisiones mundiales. El acuerdo no incluye un objetivo de reducción de emisiones para el año 2050 ni cuándo deben tocar techo las emisiones, aunque se define el objetivo de limitar el calentamiento a dos grados.

 

En cuanto a la financiación, como viene ocurriendo en ediciones anteriores, no se alcanzaron acuerdos significativos, aplazándose su resolución a la cumbre de París, aunque se avanzaron algunas propuestas, como ayudar a los países más desfavorecidos, en especial a los estados insulares más vulnerables a los desastres atmosféricos.

 

Un año más, la Cumbre del Clima no ayudó a sentar las bases para un acuerdo perdurable, quedando la mayor parte de los temas abiertos hasta la cumbre de Francia en 2015, por lo que organizaciones ecologistas como Greenpeace se mostraron decepcionadas con un acuerdo que "no refleja ni la urgencia de reducir las emisiones ni las necesidades de financiación que conlleva el cambio climático", y se mostraron muy escépticos sobre la posibilidad de que en los tres próximos años se pueda convencer a los grandes países contaminantes a que pongan límite a sus emisiones. 

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