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Cinco razones para no conducir en chanclas y todas ellas peores que una multa

Conducir con chanclas hace que se pierda la precisión y la agilidad.

Conducir con chanclas hace que se pierda la precisión y la agilidad.

Cualquier conductor que se precie, habrá recibido críticas de otro con más experiencia a la hora de elegir el calzado. Y es que, aunque es comprensible que con el calor del verano no apetece ponerse calzado cerrado y conducir con chanclas no está estrictamente prohibido, existen una serie de riesgos que alientan a no hacerlo. 

Si no está prohibido, ¿por qué multan?

En la legislación, no existe un apartado en el que se especifique que todo aquel que conduzca con chanclas será merecedor de una multa, pero sí hay otra serie de apartados que entran en conflicto con determinadas formas de conducir. 

En esta línea, se puede dar el caso de que un agente de la Dirección General de Tráfico considere acertado multar a un conductor que circule con chanclas aplicando el artículo 18 del Reglamento General de Circulación. Según dicho apartado, podría ser motivo de sanción, con una multa de 80 euros, conducir un vehículo sin mantener la libertad de movimientos que garanticen la propia seguridad, así como la del resto de ocupantes y de los demás usuarios de la vía.

Sin embargo, lo peor que puede ocurrir no es una sanción económica, ya que un calzado incorrecto es uno de los desencadenantes más usuales de accidentes. 

Falta de precisión

Conducir con chanclas puede dar una falsa sensación al conductor de estar pisando de forma más o menos adecuada tanto el freno como el acelerador.

Pérdida de agilidad

La pérdida de agilidad va muy ligada a la falta de precisión, ya que, al no ejercer la presión necesaria en cualquiera de los dos pedales, se aumenta el tiempo de reacción ante cualquier imprevisto. 

Caída de chanclas

Al no ser un calzado fijo, cabe la posibilidad de que se resbale del pie, así como que la chancla se quede enganchada a los pedales (lo que sería peor ya que se inmovilizaría el pedal por completo). Esto, sin duda, puede provocar un accidente. 

Distracciones al volante

Sentir que el pie no está lo suficientemente fijo puede hacer que nuestra concentración se centre en la sensación de tener el pie descalzo, lo que restaría capacidad de reaccionar ante cualquier problema. 

Situación de estrés

Al no tener la sujeción correcta en el pie, la sensación de inseguridad aumenta, y con ella el estrés. Conducir en un contexto de calma y seguridad es vital para llegar sanos y salvos al destino. 

Entonces, ¿puedo conducir descalzo?

Llevar un vehículo con el pie descalzo es incluso más peligroso que hacerlo con chanclas. 

Esta práctica tampoco está estrictamente prohibida, pero provoca la pérdida de la superficie de apoyo y la sensibilidad, lo que puede resultar, literalmente, mortal. La razón es que la planta del pie es curva, mientras los pedales son rectos y, por tanto, no se tiene el agarre perfecto que se necesita en la conducción. 

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