Por muy fuerte que presionara, lo cierto es que Fabio Quartararo no ha podido impedir la victoria de Pecco Bagnaia en la carrera de MotoGP de este domingo. El piloto de Yamaha ha reconocido que ha empujado "como un demonio" en la cita de Jerez, pero se encontró con algunas "dificultades" que le impidieron conseguir la segunda victoria consecutiva del Mundial.

"Fue difícil, mi objetivo era adelantar a Pecco (Bagnaia) en las primeras dos o tres vueltas, pero él era súper rápido y frenaba muy tarde y apretado, así que fue difícil", explicó Quartararo, quien añade que “cuando estaba detrás de él, mi sensación con el neumático delantero no era muy buena porque la presión era muy alta, así que tuve que dejar un pequeño espacio al frente porque no podía correr detrás de él".

En cuanto a las últimas vuelta, el francés asegura que dio "lo mejor y traté de hacer algo, pero no fue posible intentar ningún adelantamiento porque él era muy rápido y consistente. Pero estoy muy contento con la carrera porque nuestro ritmo fue realmente fuerte".

Bagnaia y Quartararo.

“En la última vuelta estaba empujando como un demonio e intenté tomar la curva 11 muy rápido para intentar atacar en la última curva, pero perdí un poco la parte delantera, así que pensé que no habría posibilidad de pasarlo", analiza Quartararo, quien destaca que decidió "tomármelo con calma".

Ahora, el campeón mundial ya piensa en el futuro y espera que la cita en Le Mans sea "una locura" al ser su primer evento en casa como campeón mundial. "Va a ser una locura (el Gran Premio de Francia) y tengo muchas ganas porque nunca he tenido un GP de Francia con toda la multitud como campeón mundial y liderando el campeonato", continuó Quartararo. “La temporada 2019 fue una locura porque fue mi primer año en MotoGP, así que no puedo imaginar cómo será este año”, finalizó.