Grupo B | España 2-2 Marruecos

Sergio Ramos le echa agua al vino

  • Una carambola le da a España el primer puesto, pero no esconde sus debilidades defensivas

  • El empate llegó con un gol validado por el VAR

Engañoso primer puesto de España en el Grupo B. Una carambola final, con gol de Iago Aspas validado por el VAR y un penalti transformado por Irán contra Portugal, condujo a la selección de Fernando Hierro a enfrentarse en el cruce de octavos con Rusia, el anfitrión, pero la realidad es que definitivamente el mejor bocoy de la cosecha ha recibido una inyección de agua inesperada para provocar que un vino excelso sepa mal incluso.

España ha seguido un camino descendente desde su llegada a Rusia para transmitir demasiadas inseguridades, muchas incluso para seguir siendo ubicada entre las principales favoritas del certamen balompédico más prestigioso del orbe. Aquel equipo que defendía igual de bien que atacaba, que era perfectamente armónico y equilibrado en ese sentido ha perdido muchas de sus señas de identidad y ahora se muestra frágil, vulnerable, cada vez que el adversario, sea cual sea, lo ataca.

No es normal que Sergio Ramos, uno de los mejores zagueros del mundo, por no decir rotundamente que el mejor, cometa errores como los que le costaron los goles contra esta endeble Marruecos. En el primero no se entendió con Iniesta en el centro del campo y fue incapaz de tener la velocidad necesaria para volver y proteger a De Gea ante un Boutaib que llegó en solitario desde el centro del campo; en el segundo, le ganó por arriba el imberbe En-Nesyri en un saque de esquina como si se hubiera tratado del mejor cabeceador del mundo.

Realmente son situaciones inexplicables en Sergio Ramos a menos que el madridista les dé a estos partidos tan escasa trascendencia que le cueste estar concentrado como se exige en un Mundial. Mejor pensar en esa posibilidad tan remota, porque como se considere que estamos ante un pico bajísimo de forma en el central camero mal porvenir se puede augurar a España en unos cruces que serán inquietantes a pesar de ir por el lado del cuadro deseado por todos los aficionados al fútbol en nuestro país.

Esos dos fallos concretos de Sergio Ramos personalizaron la mayor parte de las dudas respecto a España, pero sería tremendamente injusto centrarlo todo en el defensa central. Las debilidades defensivas no se limitan a un solo futbolista, ni Piqué ni Busquets ni ninguno de los encargados de darle equilibrio al equipo están rapiditos para apagar los fuegos. Tampoco el guardameta, aunque De Gea sí salvó esta vez un mano a mano en su primera parada del Mundial.

Pero tampoco se pueden tirar cohetes en el aspecto ofensivo. Pese al gran momento que está evidenciando Isco en esta primera fase, casi al nivel de los futbolistas más destacados, España tampoco tiene la profundidad necesaria para hacer más daño a los adversarios. Ésa pareció la consigna inicial de Fernando Hierro, que buscó más daño por las bandas en asociaciones para crear superioridades por ahí, pero lo que se encontró fue el error al alimón de Iniesta y Sergio Ramos para que Marruecos se pusiera muy pronto por delante.

Ahí sí tuvo poder reacción España, que no tardó en paliar ese fallo. Fue el propio Iniesta quien se encargó de tapar su indecisión con el defensa. Una internada suya por la izquierda, en excelente combinación en la que participó Diego Costa de forma decisiva también, dejó a Isco con todo a favor dentro del área pequeña y el malagueño tuvo serenidad para convertir la jugada en gol. Empate rápido y con el sello de esta selección.

En teoría, España debería haber dado un paso adelante para sentirse más protagonista, para controlar la situación, pero en esa fase llegaron las patadas de los marroquíes y la selección tiró de una errónea paciencia. Jamás cambió de velocidad y se limitó a dejar pasar el tiempo en la creencia de que todo acabaría decantándose a su favor.

Craso error, España era cada vez más previsible y sus opciones de gol escaseaban. Tanto que fue Amrabat quien pudo marcar antes de las dos únicas opciones claras a través de Isco, en balón salvado por Saiss, y de Piqué en el remate de un córner. Esto, sin embargo, fue un espejismo y ya en la recta final llegó el gol de En-Nesyri tras superar en un salto a Sergio Ramos.

España llegó a vivir en el alambre, pues su porvenir pendía de un gol de Marruecos y de que Irán pudiera empatarle a Portugal. De haber sido así, se hubiera despedido de Rusia 2018 demasiado pronto, antes incluso de los octavos de final, pero, afortunadamente, pasó una de las dos cosas, que Irán igualó, pero en Kaliningrado quien marcó el segundo tanto fue Iago Aspas en una jugada tremendamente dudosa que fue validada, con buen criterio, por el VAR, ya que el fuera de juego del gallego era inexistente. Por muy poco, pero no lo fue. España pasó como primera de grupo, aunque parezca increíble, pero lo hizo dejando la sensación de que se ha cargado un vino excelente por echarle agua. Ojalá aún haya tiempo de recuperar alguna bota de la cosecha.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios