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Al Asad afirma que sólo "un loco" daría órdenes de asesinar a su propio pueblo

  • El presidente sirio dice que la mayoría de las víctimas son seguidores de su Gobierno

El presidente sirio Bashar al Asad negó ayer en una entrevista difundida por la televisión estadounidense que haya dado órdenes para matar a manifestantes opositores, señalando que "solamente un loco" haría una cosa así.

Hablando para la cadena ABC News, Al Asad cuestionó el balance ofrecido por la ONU de más de 4.000 muertos desde que comenzaron las movilizaciones de la oposición en Siria y dijo que la mayoría de las víctimas eran seguidores de su Gobierno. También rechazó las sanciones internacionales contra su régimen y dijo que ya ha implementado reformas democráticas.

Al Asad, hablando con la veterana periodista norteamericana Barbara Walters en una entrevista inhabitual con un medio extranjero, dijo que no es responsable del derramamiento de sangre en su país y culpó de cualquier exceso a individuos más que a su régimen.

"Nosotros no matamos a nuestro pueblo", precisó Al Asad citado por ABC News. "Ningún Gobierno en el mundo asesina a su pueblo, a menos que sea liderado por un loco", añadió. "No hay ninguna orden para matar o ser brutal" en la represión, dijo Al Asad.

Testigos y ONG denunciaron que las fuerzas sirias han hecho un uso abusivo de la fuerza para aplastar cualquier amenaza contra el régimen de la familia Al Asad, que lleva cuatro décadas en el poder.

La ONU estimó en más de 4.000 los fallecidos desde que comenzó en marzo la revuelta en Siria como parte de la ola pro democracia que barre el mundo árabe y que provocó el derrocamiento de los regímenes en Túnez, Egipto y Libia.

Al Asad rechazó ese balance diciendo: "¿Quién dice que la ONU es una institución creíble?". "La mayoría de las personas que han muerto son seguidores del Gobierno, y no al contrario", destacó, afirmando que en las revueltas murieron 1.100 soldados y policías.

En el conflicto murieron 56 niños en noviembre, según un investigador designado por la ONU.

Walters presionó a Al Asad sobre el caso de Hamza al Khatib, un niño de 13 años que, según grupos de derechos humanos, murió en abril después de haber sido herido de bala, quemado y castrado.

"Para ser franco con usted, Barbara, no le creo", dijo Al Asad sobre las acusaciones de abusos a niños. "Toda reacción brutal es obra de un individuo, no de una institución, eso es lo que debe saber".

Al Asad dijo que su Gobierno avanza en la adopción de reformas pero admitió: "nunca dijimos que somos un país democrático". "Eso lleva mucho tiempo, se necesita mucha madurez para ser una democracia plena", afirmó.

Siria enfrenta una creciente condena internacional, que incluye sanciones por parte de Occidente y medidas similares de la Liga Árabe y de su vecina Turquía. Pero Al Asad dijo que tales amenazas no lo preocupan: "Hemos estado bajo sanciones en los últimos 30, 35 años. No es algo nuevo".

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