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Berlín negociará con Washington un acuerdo contra el espionaje mutuo

  • El Gobierno no tiene "el menor indicio" de que se haya producido un 'ciberespionaje' masivo en Alemania. El pacto busca zanjar una polémica que afectaría la campaña electoral de Merkel.

El Gobierno alemán se propone borrar la sombra de la Guerra Fría en sus relaciones con Washington con un pacto de "no espionaje" mutuo, a modo de código de conducta y en medio de las sospechas de observación masiva de Estados Unidos a sus aliados.

La negociación del acuerdo está en marcha a escala de expertos de ambos países, afirmó ayer el ministro alemán de la Cancillería, Ronald Pofalla, tras comparecer ante la comisión de control parlamentario en medio del goteo de revelaciones sobre el espionaje de Estados Unidos.

La última ronda de estas informaciones, difundidas el fin de semana pasado por el semanario Der Spiegel, apuntaba a que Alemania, como otros países de la Unión Europea, estaba tipificada como "objetivo a espiar" por parte de la Agencia Nacional estadounidense de Seguridad (NSA).

El Ejecutivo alemán no tiene "el menor indicio" de que se haya producido un "espionaje masivo" sobre Alemania ni tampoco de que las acciones de la NSA hayan vulnerado "las leyes alemanas" en territorio germano, aseguró Pofalla.

Existe una transferencia de datos entre la inteligencia de uno y otro país limitada a "casos excepcionales y concretos", añadió Pofalla tras su comparecencia a puerta cerrada ante esa comisión, convocada a instancias de la oposición.

"Solo puedo decir que, gracias a la cooperación por otro lado habitual entre los servicios de inteligencia de dos países aliados, se han impedido entre tres y cuatro atentados semanales contra las tropas en Afganistán", resaltó Pofalla.

El proceder es correcto, la colaboración impecable y no hay huella de que se haya generado un ciberespionaje masivo a millones de ciudadanos alemanes a través de mails, teléfonos móviles ni otros formatos, sostuvo el ministro.

Desde esa "certeza absoluta", el responsable de la coordinación de los servicios secretos alemanes y de la cooperación entre éstos con los equivalentes extranjeros pasó a anunciar el pacto de "no espionaje", como pauta de conducta a seguir entre aliados.

La revelación de la existencia del programa de espionaje masivo estadounidense -Prism- o su homólogo británico ha hecho resurgir en Alemania los fantasmas del pasado de Berlín, símbolo aún de la Guerra Fría por las décadas en que quedó dividido por el Muro.

Con el acuerdo de "no espionaje" parece buscarse zanjar una discusión que amenaza con acompañar toda la campaña electoral, hasta los comicios generales del 22 de septiembre en Alemania. Inicialmente, los efectos del escándalo planeaban sobre el Gobierno de Angela Merkel, en tanto que responsable de los servicios secretos y de la cooperación con los aliados. El Gobierno aclaró que el memorando que rige lo suscribió el anterior Ejecutivo socialdemócrata-verde de Gerhard Schröder.

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