Según las declaraciones del ultraderechista Anders Behring Breivik durante los últimos interrogatorios por el doble atentado ocurrido en Noruega, el acusado llamó varias veces a la Policía para entregarse, pero al no obtener respuesta continuó la matanza en el campamento juenil de la isla noruega de Utoya.

"Bastante antes de ser capturado, llamó a la Policía. Dice que llamó diez veces y que le respondieron dos. Se presentó como comandante y dio su nombre completo", ha declarado a un diario noruego su abogado, Geir Lippestad. "Asegura que recibió respuestas que no entendió y que pidió que lo llamaran de vuelta, de forma que le informaran de que su mensaje de rendición había sido recibido", señaló Lippestad, que ha solicitado escuchar las grabaciones del teléfono usado por Breivik, supuestamente el de una víctima, ya que no encontraba el suyo.

Supervivientes de la matanza han relatado que Breivik hizo una pausa de varios minutos durante el tiroteo, que podría coincidir con el momento en que llamó a la Policía. Lippestad cree que el ultraderechista consideraba que había cumplido su objetivo y quería también evitar así que lo mataran.

La Policía noruega ha confirmado que la central del distrito de Buskerud Sur recibió y grabó una conversación con Breivik.