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EEUU tiende la mano a Irán y endurece su rechazo a Siria

  • Biden considera que Al Asad "ya no está capacitado para gobernar" Rusia acusa a los estadounidenses de "ambiguos e incoherentes"

EEUU tendió ayer la mano a Irán para reabrir el diálogo -incluso bilateral- sobre su programa nuclear aunque con condiciones, a la vez que cerró la puerta a cualquier solución en Siria que no conlleve la caída del régimen del presidente, Bachar al Asad.

El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, expuso los ejes de la política exterior de la segunda legislatura de Barack Obama ante la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), donde volvieron a quedar patentes las diferencias entre Washington y Moscú, con las críticas rusas a la posición de EEUU en la guerra siria.

Biden, optimista en el caso de Irán, aseguró que "hay margen para la negociación", pero agregó que ha de ser Teherán quien tome la iniciativa para retomar el diálogo. "Aún hay margen para negociación, pero la pelota está en el tejado de Irán", afirmó. Biden destacó que EEUU estaría dispuesto incluso a una reunión bilateral con las autoridades iraníes, siempre que no se haga a espaldas de los socios estadounidenses y que la disposición al diálogo sea "real".

La oferta de Biden, no obstante, vino acompañada de la advertencia de que, si no hay un cambio de actitud en Teherán, la respuesta será "más presión" y "más aislamiento" vía sanciones. Diversos expertos han apuntado en los últimos días que tras las próximas elecciones en Irán, podría abrirse un período de diálogo.

La disposición estadounidense frente a Irán contrastó con la firmeza esgrimida con Siria, que el vicepresidente condensó asegurando que Washington está "convencido" de que el presidente Bashar al Asad es "un tirano" que "ya no está capacitado para seguir gobernando".

Biden mantuvo una reunión con varios líderes de la oposición siria en el marco de esta conferencia y ratificó en público la disposición estadounidense a mantenerles su "apoyo". La posición estadounidense frente a Siria centró, por su parte, las críticas del ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, que también intervino en la MSC para reiterar las posiciones de Moscú.

Lavrov rechazó que EEUU tenga como prioridad exclusiva la caída de Al Asad y que esté armando a la oposición siria, por el peligro de que ese mismo armamento se vuelva dentro de un tiempo contra quienes lo suministraron, en una referencia velada al caso libio.

Lavrov acusó a Occidente de encarar las crisis internacionales de forma ambigua e incoherente, siempre desde su punto de vista y sus intereses, sin "adoptar una aproximación más global", lo que "no ayuda" a resolverlos.

Pese a la cerrada defensa de Damasco que mantiene Moscú, Lavrov también tenía previsto reunirse en el marco de la conferencia con el líder de la oposición siria, Ahmed Muaz al Jatib, un encuentro del que no hubo confirmación oficial.

El ministro ruso abogó en su intervención por "acordar unas reglas" comunes, por apoyar de manera coordinada "las reformas democráticas", pero sin "imponer reglas y modelos externos". A su juicio, es posible lograr el fin de la violencia en Siria mediante un diálogo inclusivo, con todos los actores implicados en el conflicto, y "especialmente con el mandato del Consejo de Seguridad".

Pese a sus críticas, Lavrov dejó la puerta abierta a una mejor cooperación entre la alianza transatlántica y Rusia con su frase final: "Es hora de cancelar nuestras deudas anteriores y es hora de concedernos un préstamos de confianza mutua". Por último, Biden recordó la solidez de los lazos transatlánticos, ante la persistentes reivindicaciones europeas de la alianza estadounidense con el viejo continente.

El vicepresidente despejó sus dudas y aseguró que "Europa es la piedra angular de la implicación global" de Estados Unidos y "el catalizador" de su "cooperación global".

Desde el viernes y hasta hoy, 90 delegaciones nacionales, una docena de jefes de Estado y Gobierno, 70 ministros de Exteriores y Defensa, y 60 directores ejecutivos de grandes empresas debaten en la MSC sobre las guerras en Siria y Malí, así como sobre el programa nuclear iraní, entre otros asuntos.

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