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EEUU y Rusia aceleran las negociaciones para pactar un alto el fuego en Siria

  • Kerry reconoce que aún "quedan un par de asuntos duros por resolver" tras solventar los temas técnicos La intención del acuerdo es que se aumente el envío de ayuda humanitaria

Estados Unidos y Rusia aceleran las negociaciones para pactar un alto el fuego en Siria que permita aumentar el envío de ayuda humanitaria a ese país, con al menos un par de escollos por superar para que haya acuerdo.

En esta ocasión, las conversaciones se producen en Hangzhou (este de China) en los márgenes de la cumbre del G-20, donde se encuentran el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, y su par ruso, Serguei Lavrov, tras semanas de intenso diálogo entre ambos equipos. Después de que algunas informaciones apuntaran hacia un acuerdo inminente, Kerry fue ayer el encargado de anunciar que todavía no hay pacto, tras estar dos horas reunido con Lavrov.

Kerry indicaba que, si bien ambas partes solventaron este domingo un gran número de temas técnicos, "todavía quedan un par de asuntos duros por resolver", sin querer especificar cuáles, al tiempo que adelantaba que las charlas continuarán hoy.

El anuncio del jefe de la diplomacia de Estados Unidos se producía horas después de que el presidente estadounidense, Barack Obama, asegurara en una rueda de prensa en Hangzhou junto a la primera ministra británica, Theresa May, que su equipo y el ruso trabajaban "contrarreloj" para consensuar un pacto.

Consciente de la dificultad de las charlas, con Moscú como aliado del régimen de Bachar al Asad y Washington del lado de las fuerzas de la oposición, Obama se mostraba precavido. "Considerando los fracasos previos en el cese de hostilidades, lo afrontamos con cierto escepticismo", admitía, después de que un alto el fuego pactado en febrero saltara en pedazos.

Obama aprovechó también para enviar un mensaje a Moscú: "Si no vemos ningún avance de los rusos en reducir la violencia y aliviar la crisis humanitaria, es muy difícil ver cómo pasamos a la siguiente fase". Lo hacía desde el estrado junto a May, ya que de momento no se ha reunido con su homólogo ruso, Vladimir Putin, si bien el Kremlin anunció que los dos se entrevistarán hoy, antes de que termine la cumbre del G-20.

El líder estadounidense reconoció las "profundas diferencias con los rusos tanto en las partes que apoyamos, como en el proceso que se requiere para llevar la paz a Siria", donde cinco años de conflicto han dejado más de 250.000 muertos y por encima de 4 millones de refugiados. Ante tal crisis humanitaria, Obama afirmó que "merece la pena intentar" el acuerdo con Rusia, y consideró "claves" las conversaciones de Estados Unidos con Moscú: "Si no fuera por ellos, (Bachar al) Asad y su régimen no serían capaces de mantener su ofensiva", añadió.

También desde Hangzhou, pero en un foro informal de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Putin respondía indirectamente a Obama aseverando que la ayuda militar de Moscú a Damasco en la lucha contra el terrorismo ha permitido que Siria se conserve como Estado. "Las acciones de las fuerzas aeroespaciales rusas han permitido asestar un duro golpe a los terroristas y a sus infraestructuras, así como conservar el Estado sirio, lo que, a mi modo de ver, es un asunto clave", dijo el jefe del Kremlin.

Mientras se definen los términos del encuentro entre Putin y Obama, ambos mantuvieron ya sendas reuniones en Hangzhou con el tercer actor en discordia del puzzle sirio: el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, que desde agosto dirige una ofensiva militar en coordinación con la coalición antiyihadista encabezada por Estados Unidos.

Si Erdogan y Putin se reunían el sábado, Obama mantenía ayer el primer encuentro con el presidente turco desde la intentona golpista en Turquía en julio, de la que el mandatario acusa al predicador residente en Pensilvania (Estados Unidos) Fetullah Gülen, pidiendo a Washington que le extradite. Pese a ese y a otros asuntos que les enfrentan, como su cruce de intereses en Siria (las tropas turcas combaten, además de al Estado Islámico, a milicias kurdas aliadas de Estados Unidos) o las tensiones por la purga llevada a cabo por Erdogan en el país tras el golpe fallido, ambos dirigentes se mostraron moderados en público.

Obama reiteró su apoyo a Erdogan tras la asonada y fue al grano del asunto: "Hay que terminar con el trabajo" conjunto contra el Estado Islámico en Siria, dejando entrever, pero sin enfrentarse, su oposición a la lucha paralela de Turquía contra los kurdos.

Una larga jornada diplomática que no dio muchos frutos, a la espera de que la cita prevista hoy entre Obama y Putin o bien dé un empujón al acuerdo para obtener un alto el fuego, o lo enquiste aún más.

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