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Gordon Brown se somete al examen de las urnas

  • Reino Unido celebra hoy las elecciones europeas y locales. Los resultados vaticinan un descalabro absoluto para los laboristas.

El Reino Unido celebra este jueves elecciones europeas y parciales inglesas en un momento crítico para el primer ministro, Gordon Brown, que lucha por su supervivencia política.

Los resultados de las europeas, que no se conocerán hasta la noche del domingo, vaticinan un descalabro absoluto para los laboristas, que podrían quedar incluso por detrás del antieuropeo UKIP.

Brown se enfrenta a la rebelión interna de parte de sus correligionarios, que creen que los lleva a un desastre sin precedentes y aspiran a su rápida sustitución para limitar al menos la magnitud de la derrota que se les predice en las generales del próximo año.

Dos ministras -la del Interior, Jacqui Smith, y la de las Comunidades, Hazel Blears- anunciaron su dimisión en los dos últimas días sin esperar a que Brown acometiera el reajuste ministerial que se espera para después de estas elecciones.

Entre los diputados laboristas ha comenzado a circular una carta que agradece a Brown los servicios prestados y le pide que dimita "como líder del partido y primer ministro" como un último favor al laborismo.

El ministro para la Empresa, Peter Mandelson, ha pedido a sus correligionarios que no firmen la carta, aunque reconoce que los diputados de su grupo están profundamente disgustados.

"La política británica atraviesa un mal momento, nadie está contento y es algo que afecta a todos los partidos", afirma el ministro laborista en alusión al escándalo de los gastos parlamentarios, que ha desacreditado a todos los políticos a ojos del electorado.

"Por favor, no hagáis nada que pueda dificultar más la tarea al Partido Laborista que al resto de los partidos que tratan de superar la crisis que afecta al mundo político (británico)", pide Mandelson a sus colegas.

Lo único que puede salvar de momento a Brown es que ningún otro político hasta ahora se ha atrevido a desafiarle abiertamente.

Así, el político en quien muchos ven una posible alternativa a Brown, el titular de Sanidad, Alan Johnson, negó este miércoles que estuviese dispuesto a asumir el cargo.

Para forzar una lucha por el liderazgo del partido, se necesita que al menos setenta diputados laboristas propongan a un candidato rival.

Es algo que no consiguió el sector crítico cuando en el verano de 2007 dimitió el anterior primer ministro, Tony Blair, y hubo cierta oposición a su sucesión por Brown.

Mientras tanto corren todo tipo de rumores sobre el alcance del reajuste ministerial que se propone acometer Brown para intentar aguantar hasta el 3 de junio del próximo año, fecha tope para la celebración de elecciones generales.

Según la BBC, Brown sondeó este martes al ex ministro del Interior John Reid para ver si estaba dispuesto a volver al Gobierno, pero ése rechazó supuestamente la oferta.

También se rumorea que el ministro de Finanzas, Alistair Darling, y el titular de Exteriores, David Miliband, se negarían a cambiar de ministerio en un eventual reajuste, lo que hace la tarea todavía más difícil para Brown.

Entre los fieles al primer ministro se teme la posible venganza de la dimitida ministra de las Comunidades, Blears, que no parece haberle perdonado a Brown que calificase de "totalmente inaceptable" en público su impago de unos impuestos por la venta de una propiedad inmobiliaria.

En medio de todas esas intrigas políticas, quienes acudan a las urnas difícilmente pensarán en Europa a la hora de depositar su voto.

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