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El jefe de Inteligencia de EEUU cree que la caída del régimen sirio "es inevitable"

  • Clapper asegura que no ve "cómo Al Asad puede sostener su Gobierno" · Rusia y Occidente se enfrentan en el Consejo de Seguridad de la ONU por una iniciativa que detenga la represión

El régimen sirio del presidente Bashar al Asad caerá inevitablemente ante las protestas masivas, dijo ayer el jefe de las agencias de Inteligencia estadounidenses.

"No veo cómo puede sostener su Gobierno en Siria", dijo James Clapper, director nacional de Inteligencia estadounidense en una audiencia ante senadores. "Personalmente creo que es una cuestión de tiempo, pero ése es el problema, puede ser un largo tiempo", admitió.

El director de la CIA, el general retirado David Petraeus, declaró que comparte la posición de Clapper. "La oposición muestra una capacidad de resistencia considerable", afirmó, subrayando el nivel de violencia creciente que se registra en las manifestaciones y que la revuelta se extiende ahora a los suburbios de Alepo, segunda ciudad del país, y de Damasco.

La caída de Al Asad, miembro de la minoría alaui, conducirá probablemente a un régimen dominado por los suníes, mayoritarios en el país, pronosticó.

La pérdida de su aliado sirio constituye por otra parte "un revés importante" para Irán, confió el director de la CIA. "La pérdida de Siria, una especie de plataforma logística y de comunicaciones para apoyar a Hezbolá en el Líbano, constituiría un importante revés para Irán", explicó. "Por esa razón, los Guardianes de la Revolución (iraníes) apoyan tanto a Bashar al Asad".

Por otro lado, el Consejo de Seguridad de la ONU vivió anoche un enfrentamiento por Siria, con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, liderando la presión occidental sobre Rusia para que apoyase una iniciativa que detenga la represión.

Ayer, la oposición siria exhortó a la comunidad internacional a actuar contra las "masacres" y convocó una jornada de duelo y cólera tras una nueva oleada de violencia con epicentro en la región de Homs que dejó el lunes casi 100 muertos.

Clinton, la dirigencia de la Liga Árabe y los ministros de Relaciones Exteriores británico y francés estuvieron presentes en la reunión anoche del Consejo de Seguridad en Nueva York, en la que buscaron aprobar una resolución contra el régimen sirio.

Pero Rusia, aliado de Damasco y con derecho de veto en ese organismo, reiteró su oposición a un proyecto por el cual Al Asad aceptaría entregar el poder a su vicepresidente para que encabece un diálogo con la oposición. Según el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Guennadi Gatilov, esa iniciativa podría "abrir el camino a una guerra civil".

El régimen de Al Asad, que se jacta de contar con el respaldo de su pueblo para dominar la revuelta popular, ha incrementado la represión para tratar de asfixiar rápidamente a la oposición, en un aparente intento de aprovechar el apoyo de Rusia y las divisiones en la ONU.

Clinton señaló que "el Consejo de Seguridad debe actuar y dejar claro al régimen sirio que la comunidad internacional percibe sus acciones como una amenaza a la paz y la seguridad". "Es tiempo de que todos los miembros del Consejo de Seguridad asuman sus responsabilidades en lugar de proteger a los que tienen sangre en sus manos", coincidió el primer ministro británico, David Cameron.

En respuesta a esto, el Ministerio de Exteriores sirio denunció que "los agresivos comunicados estadounidenses y occidentales contra Siria estaban aumentando de manera escandalosa" y culpó nuevamente de la violencia reciente a "grupos terroristas armados".

Los nuevos episodios de violencia, que incluyeron la muerte de 55 civiles y 41 militares y disidentes según el opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (con sede en el Reino Unido), convirtieron la jornada del lunes en una de las más sangrientas desde marzo, cuando se iniciaron las manifestaciones contra el régimen.

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