Mundo

Masivo apoyo de los marroquíes a la reforma impulsada por Mohamed VI

  • El 80% de los inscritos acudieron a depositar su voto para aprobar los cambios en la Carta Magna · El texto suscita el entusiasmo de la clase política, que lo considera el más avanzado de un país árabe

Una multitud se agolpa a la puerta de una de las mezquitas encaladas de la medina de Tánger. Unos metros cuesta abajo, al final de la empinada cuesta, un grupo de adolescentes se adentra, ajeno a la escena piadosa, en las arenas blancas de la playa. Visten de azulgrana y blanco y portan balones. El calor aprieta, pero es viernes. Y el preceptivo rezo de cada viernes no sufre alteración alguna. La ciudad se mueve a medio gas. Nadie diría que Tánger, Marruecos entero, estaba llamado ayer a refrendar la nueva Constitución que el rey Mohamed VI, temeroso ante la posibilidad de que el descontento congénito a este país se tradujera en una revuelta explosiva, animó a redactar el pasado 9 de marzo.

Un texto que aplaude el majzén, el círculo del poder que nace de la monarquía y extiende sus tentáculos por la clase política y empresarial. Y los principales partidos políticos del país. Y no pocos observadores, que aseguran que Marruecos ha llegado con este texto recién redactado donde no lo ha hecho ningún otro país árabo-musulmán.

Un texto que los marroquíes han refrendado mayoritariamente, como era de esperar. Porque aunque hasta el domingo o el lunes no habrá datos definitivos, nadie duda de que el sí ha ganado con una inmensa mayoría tras la participación del 80% de los inscritos para votar.

Una Constitución que genera tantas expectativas como dudas: el presidente del Gobierno y el Parlamento tendrán más poderes; la Justicia deberá ser, de una vez, independiente; el monarca deja de ser sagrado; los poderes del Estado se separarán con nitidez. Pero, con la nueva Constitución marroquí, el rey no dejará de tener la última palabra en los grandes asuntos de Estado y nombramientos de la Administración, como hasta ahora.

"No estamos en contra del rey. Votar por él no sólo quiere decir que no es suficiente, que queremos más. Mira en España o en Grecia, allí son democracias y la gente protesta por el paro, por la situación. Pero nuestro rey es algo que Marruecos siempre ha tenido, algo tradicional que no queremos perder", explicaba Hamid, un taxista tangerino que circula por Beni Makada, el suburbio que registró alguno de los mayores incidentes en las pasadas semanas por su contestación al régimen. Beni Makada sucumbía ayer al calor. A mediodía, los colegios electorales habían registrado una participación muy reducida aún. Luego mejoró.

Pero una parte de la sociedad marroquí pidió ayer el boicot al texto: la liderada por el movimiento 20 de Febrero, una red formada esencialmente por estudiantes universitarios e intelectuales progresistas y creada en torno a las nuevas redes sociales, que batalla como conciencia crítica de este país por denunciar el absolutismo del régimen de Mohamed VI desde comienzos de año. Sin ellos, sin sus demandas democráticas, sin su empuje en la calle, el monarca alauí jamás habría jugado el movimiento anticipatorio de elaborar en tres meses una nueva Carta Magna.

También se sumó al boicot el islamismo de Justicia y Caridad, el movimiento místico que la Corona ilegalizó por cuestionar que el rey disfrute en territorio marroquí del título de Comandante de los Creyentes. Piden la salida del rey y del majzén, al que acusan de corrupción congénita y de todos los males del país. Igualmente opuesto a la Carta Magna se posicionó el salafismo, corriente del Islam más rigorista y extremista pero minoritaria en Marruecos. Y frente a esta exigua y variopinta oposición a la Carta Magna se alzó ayer una mayoría silenciosa de marroquíes deseosos de ver mejorar sus horizontes grises.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios