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Matan al jefe militar de los rebeldes libios

  • Los insurgentes detienen a un sospechoso del asesinato de Abdel Fatah Yunis.

El general libio Abdel Fatah Yunis, ex dirigente del régimen del coronel Muamar Gadafi que se unió a la rebelión, fue asesinado este jueves en Bengasi, feudo de la insurgencia, que ganó terreno en el oeste del país.

Mustafa Abdeljalil, jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT) rebelde, anunció que Abdel Fatah Yunis fue asesinado por un grupo de hombres armados, tras ser convocado para un interrogatorio en Bengasi (este).

Yunes murió por disparos de un grupo armado, cuando se dirigía desde el frente hacia Bengasi, tras ser convocado por una comisión de investigación para hablar de la situación militar, según Abdeljalil.

Momentos después del anuncio, dos vehículos cargados con un arma antiaérea y más de diez hombres armados a bordo llegó al hotel Tibesti, en Bengasi, donde Abdeljalil comunicó la muerte del general.

Un testigo dijo que lograron entrar en el hotel con sus armas, pero el personal de seguridad los convenció para que salieran. Según el testigo, los hombres armados "gritaron 'Ustedes lo mataron'", refiriéndose al CNT.

El líder rebelde precisó que dos coroneles del ejército insurgente fueron asesinados junto con Yunis, y que el jefe del grupo que lo asesinó ha sido detenido.

Las autoridades del CNT detuvieron a un sospechoso por el asesinato, según la cadena árabe Al Yazira. 

Se cree que el detenido formaba parte de un comando leal al régimen de Muamar al Gadafi que asesinó a Yunes en la noche del  jueves. 

Según las informaciones de Al Yazira desde Bengasi, el feudo de los rebeldes, las autoridades llevan ahí a cabo una búsqueda  intensiva del resto de presuntos atacantes. 

Papel de Yunis en las revueltas

Antes de pasarse a la rebelión, Abdel Fatah Yunis estaba considerado como el número dos del régimen del coronel Gadafi, y desempeñaba las funciones de ministro del Interior.

Al igual que Mustafa Abdeljalil, el general se unió muy rápido a los insurgentes, tras comenzar el movimiento contra Gadafi el 15 de febrero. Desde entonces se desempeñó como el jefe militar de los rebeldes.

Sobre el terreno, los rebeldes libios infligieron este jueves un revés a las tropas leales al régimen, apoderándose de dos localidades cercanas a la frontera tunecina, al suroeste de Trípoli.

Tras conquistar la ciudad de Al Ghazaya, los insurgentes prosiguieron su marcha hacia el pueblo de Om Al Far, a unos diez kilómetros al noreste, que lograron tomar por la tarde.

Desde hace meses toda esta región montañosa de Nefusa es teatro de combates entre las fuerzas de Gadafi y los rebeldes, que desencadenaron en julio una ofensiva de grandes proporciones con la intención de avanzar hacia la capital libia.

Posición de la Alianza Atlántica

Entretanto la OTAN mantiene una fuerte presión con decenas de ataques aéreos diarios.

Al menos tres potentes explosiones sacudieron este jueves por la noche el centro de Trípoli.

Varios aviones sobrevolaban la capital, que durante el día fue blanco de ataques de la OTAN, según la televisión estatal. La cadena Al Jamahiriya indicó que varias "instalaciones civiles" fueron bombardeadas.

A nivel diplomático, los insurgentes instalaron este jueves a sus embajadores en Francia y el Reino Unido, dos países que lideraron el lanzamiento de la operación militar internacional en Libia el pasado marzo.

En París, el CNT nombró a Mansur Saif Al Nasr, de 63 años, quien abandonó su país en 1969, el año del golpe de Estado militar que llevó a Gadafi al poder. Desde entonces fue miembro de la Liga Libia de Derechos Humanos y del Frente Nacional para la Salvación de Libia, un movimiento opositor en el exilio.

Francia fue el primer país en reconocer al CNT como interlocutor político.

En Londres, el CNT nombró al escritor e intelectual Mahmud Nacua, de 74 años, "implicado en la oposición desde los años 80", según Guma Al Gamaty, coordinador de los rebeldes en Gran Bretaña.

La víspera, Gran Bretaña reconoció al CNT como único "gobierno legítimo" de Libia, una decisión tachada de "irresponsable" e "ilegal" por el viceministro libio de Relaciones Exteriores, Jaled Kaaim.

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