La carrera hacia la casa blanca El miércoles tendrá lugar el último cara a cara en Nueva York

McCain pierde otra oportunidad de alcanzar a Obama

  • La crisis económica, los impuestos y el papel de EEUU en el mundo centran el tenso debate entre los candidatos

Los dos aspirantes a la Presidencia de EEUU, John McCain y Barack Obama, se enfrentaron el martes en un tenso e igualado debate repleto de ataques y contraataques celebrado en la Universidad de Belmont, en Nashville (Tennessee).

En una batalla dialéctica televisada a todo el país, el demócrata Obama y el republicano McCain se enfrentaron especialmente sobre sus programas para solventar la crisis económica, los impuestos y el papel de EEUU en el mundo.

El miércoles se celebrará en Nueva York el último debate antes de la cita del 4 de noviembre.

Como se esperaba, McCain lanzó numerosos y duros ataques a su rival, que en las últimas dos semanas se destacó en las encuestas. A la cita del martes, según la media de la web especializada RealClearPolitics.com, Obama llegó con 5,5 puntos de ventaja.

"El secreto del senador Obama que ustedes no conocen es que aumentará los impuestos un 50% para los beneficios empresariales", afirmó McCain, lo que provocó la primera agitación del senador por Illinois. "No tenemos tiempo para el entrenamiento en el cargo", agregó en referencia a la inexperiencia de su rival.

Al contrario que en el primer debate, la pasada semana en Mississippi, McCain, de 72 años, sí miró esta vez a la cara a Obama, de 46. Pero su desdén por él quedó patente, especialmente en una respuesta en la que se refirió a su oponente como "éste", mientras lo señalaba con el dedo sin mirarlo.

Obama, sin embargo, se defendió con dureza e incluso contraatacó con tino. "El Expreso de las Palabras Claras perdió ahí una rueda", respondió Obama a McCain sobre su política fiscal, jugando con el nombre del autobús de campaña del senador por Arizona, Straight Talk Express. Tampoco perdió ocasión para conectar a McCain con el desahuciado por las encuestas presidente George W. Bush.

La cita en el Estado de Tennessee tuvo un formato diferente que el primero de los debates, con los candidatos contestando preguntas de ciudadanos anónimos seleccionados por una empresa demoscópica. El resultado fue un sistema más dinámico, fundamentalmente porque los candidatos partieron de sillas altas y contestaron de pie, moviéndose por la tarima e interactuando con el público.

Era el formato favorito de McCain y se mostró cómodo. Pero también lo estuvo Obama, a menudo tachado de elitista, que triunfó en hablar con claridad y cercanía a los espectadores.

Ambos candidatos tuvieron sin embargo también su cuota de errores. Obama se frustró visiblemente en ocasiones ante algunos ataques de McCain e incluso forzó a cambiar las reglas sobre la marcha para poder responder a uno de ellos. El ex piloto naval, por su parte, se mostró varias veces inquieto, sin sentarse en su silla y moviéndose por detrás de su rival cuando no era su turno para hablar.

La anécdota del debate, sin embargo, llegó cuando ambos ya habían terminado de exponer ideas y de atacarse. Cuando el moderador, el veterano periodista de la cadena NBC Tom Brokaw, estaba despidiendo la transmisión, ambos candidatos se pusieron delante de la cámara, enseñando sus espaldas a todo el país y tapando la cara a Brokaw.

"Y están ustedes en medio de mi texto ahí, si pudieran moverse...", afirmó Brokaw ante las carcajadas del público.

En el debate, donde McCain jugaba en casa, en Tennessee, un Estado tradicionalmente republicano, y con su formato favorito, el senador debía apabullar a su rival. Pero a juicio de la mayoría de analistas y encuestas de los principales medios del país, lo dejó escapar muy vivo.

El mejor ejemplo fue el comentario ayer del diario conservador The Wall Street Journal, que criticó a Obama por sus "frías evasivas", pero reservó sus más afilados dardos para el republicano. Si McCain no es capaz de dejar en evidencia a su oponente por sus "contradicciones", escribió el rotativo, "merece perder".

A McCain sólo le quedaba ya el recurso a los ataques frontales y personales, pero no lo utilizó. Nunca se sabrá si será por las críticas generalizadas que recibió su campaña de la prensa y analistas de ambos bandos por "embarrar" la contienda, o porque Obama ya demostró que pensaba contestar a esos argumentos. Para The Washington Post fue "una bienvenida vuelta al civismo".

Lo cierto es que McCain no sólo no consiguió derrumbar a Obama de su pedestal de casi seis puntos de ventaja sino que siguió generando más dudas sobre sí mismo en un ambiente de crisis económica cada vez más hostil a sus puntos fuertes. "El debate demostró una vez más que le queda poco de lo que hablar", sentenció de modo casi lapidario The New York Times.

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