La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, hermanados por la tragedia aérea de los Alpes, relanzaron ayer el eje germano-galo en Europa con nuevos proyectos de cooperación bilateral en materia económica y de defensa y el compromiso de trabajar aún más unidos en Europa.

El decimoséptimo consejo de ministros conjunto de ambos países, celebrado en Berlín, dejó de lado eventuales discrepancias sobre la senda económica de la Eurozona para mostrar de nuevo la decisión de ambos mandatarios de continuar liderando el proyecto europeo y su política exterior.

"A menudo hablo de la amistad franco-alemana; en estos últimos días, en estas últimas semanas, se ha convertido en una hermandad franco-alemana", manifestó Hollande ante los medios.

Cuando se cumplía una semana del siniestro de la aerolínea alemana Germanwings, Merkel agradeció "de corazón" el trabajo de los equipos de rescate y de investigación galos, pero ni ella ni Hollande olvidaron otros dramas recientes, como el atentado yihadista contra la revista satírica gala Charlie Hebdo en enero. Han sido tres meses, recalcó la canciller, en los que Francia y Alemania se enfrentaron juntos a distintas pruebas que estrecharon su relación.

En el marco de la política exterior, subrayaron su unidad ante la crisis de Ucrania, cuyo primer ministro, Arseni Yatseniuk, visita hoy Berlín, y también en las negociaciones en Lausana (Suiza).

Con sus ministros de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier y Laurent Fabius, en la mesa de negociaciones, Merkel y Hollande advirtieron de que no quieren cualquier acuerdo con Irán, sino "un buen acuerdo" en el que se garantice que Teherán renuncia a desarrollar armas nucleares y permite que se supervise ese compromiso.