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Netanyahu intenta conciliar a centristas y ultraortodoxos para formar Gobierno

  • El primer ministro de Israel persigue a toda costa formar una coalición "lo más amplia posible". El problema palestino es el gran escollo que divide a las fuerzas antagónicas.

El Likud Beitenu, ganador de las elecciones israelíes, inició ayer las negociaciones para la formación de gobierno que exigirán al primer ministro, Benjamín Netanyahu, grandes equilibrismos para alcanzar su objetivo de formar una coalición "lo más amplia posible". Los tres representantes del Likud Beitenu y los tres de Yesh Atid, la segunda fuerza política en la Kneset (Parlamento), se reunieron en Ramat Gan (cerca de Tel Aviv) para definir lo que podrían ser las líneas maestras de la política del próximo Ejecutivo israelí.

Netanyahu ha reiterado su deseo de formar una gran coalición, que cuente con más de ochenta de los 120 diputados de la cámara, y ha llamado a dialogar incluso a los partidos que no apoyaron su candidatura y que han anunciado su rechazo a entrar en el ejecutivo.

Tras la reunión de ayer, hoy les tocará al ultraortodoxo askenazí Judaísmo Unido de la Torá y los centristas Hatuná (de Tzipi Livni) y Kadima, que fue la primera fuerza política en la Kneset de 2009 y ha quedado reducida a sólo dos escaños en el actual legislativo. El partido laborista, las formaciones árabes, el comunista Hadash y el pacifista Meretz en principio no participarán en las negociaciones y se mantendrán en la oposición.

El principal problema de Netanyahu para lograr la amplia mayoría que desea será conciliar las diferencias entre los ultraortodoxos y el centrista Yesh Atid, cuyo programa tiene como punto principal "repartir la carga del Estado", un eufemismo para referirse a la eliminación de subvenciones a los religiosos y su incorporación al servicio militar, obligatorio para el resto de la población. Otro obstáculo son las diferencias programáticas entre Yesh Atid y Hogar Judío en cuanto a la forma de "repartir la carga" y mejorar la situación de la clase media, sofocada por el continuo aumento del coste de la vida.

Las posiciones de estos dos partidos también distan mucho en lo referente al proceso de paz con los palestinos, que la formación de Lapid considera imprescindible reiniciar, mientras que la de Benet, que apoya la colonización de los territorios palestinos, no le da ni credibilidad ni prioridad.

El reparto de ministerios tampoco será fácil, máxime con la anunciada pretensión de Yesh Atid de reducir el gabinete de los actuales 30 ministros a tan sólo 18, una cifra que, tras el regateo, podría quedarse en torno a 23.

Otras demandas de Lapid son la reforma del sistema de gobierno, el incremento de la inversión en educación y la bajada el precio de la vivienda, estas últimas difícilmente compatibles con los recortes que el ejecutivo debe llevar a cabo en 2013.

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