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Obama seguirá adelante con la operación en Iraq tras la decapitación del periodista James Foley

  • El presidente de EEUU asegura que la muerte del reportero "agita la conciencia del mundo" y que el Estado Islámico es "un cáncer que hay que extirpar". Cameron cree que el encapuchado que le mató es probablemente británico.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió "justicia" tras confirmarse la decapitación del periodista estadounidense James Foley por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), al que calificó de "cáncer que debe ser extirpado". Obama remarcó que Estados Unidos "estará vigilante y no descansará" a la hora de hacer "lo necesario para que se haga justicia" por la muerte de Foley, de 40 años, secuestrado en Siria en noviembre de 2012. 

En una breve y contundente declaración tras confirmarse la autenticidad del vídeo difundido este martes con las imágenes de la decapitación, el mandatario subrayó que la muerte de Foley supone "un acto de violencia que agita la conciencia del mundo entero". Por ello, Obama instó a la comunidad internacional, así como a los países de la región, para que haya "un esfuerzo común para extraer este cáncer que debe ser extirpado para que no se extienda". En el vídeo Foley se despide de su familia y acusa al Gobierno de Washington de ser el responsable de su ejecución por la reciente intervención en Iraq, donde Washington lleva más de una semana de ataques "selectivos" sobre posiciones del EI en el norte del país. 

Poco después de las declaraciones de Obama desde su residencia de vacaciones en la isla de Martha's Vineyard (Massachusetts), el Mando Central de Estados Unidos informó que este martes se habían realizado 14 nuevos ataques aéreos en el norte de Iraq, cerca de la estratégica presa de Mosul, dentro de la campaña iniciada para ayudar a las tropas iraquíes a repeler al grupo yihadista. Obama señaló que antes de su comparecencia pública había llamado a los padres del periodista para expresarles personalmente sus condolencias. 

Desde su casa en Rochester (Nuevo Hampshire), John y Diane Foley, agradecieron las muestras de apoyo recibido. "Agradecemos a Dios por el regalo de Jim. Estamos tan, tan orgullosos de él", dijo su madre Diane, abrazada por su esposo, y junto a uno de sus cuatro hijos. "¿Cómo explicas que alguien tan bueno como Jim haya tenido que encarar semejante final?", se preguntó su progenitora. 

Por su parte, el secretario de Estado, John Kerry, alabó su trabajo y valentía como periodista. "James Foley fue a los lugares más oscuros para iluminar con la luz de la verdad (...) Fue valiente y atrevido, y ningún cobarde enmascarado podrá nunca robar el legado de este osado estadounidense que encarnó el significado de la palabra periodismo", aseguró Kerry en un comunicado. 

El reportero contaba con una amplia experiencia en zonas de guerra, ya que había trabajado en Iraq, Afganistán y Libia, lugar donde ya había sido secuestrado durante varias semanas en 2011 por fuerzas del entonces líder Muamar Gadafi. Siempre como periodista autónomo, Foley había trabajado para la web GlobalPost, la agencia AFP y la televisión pública estadounidense PBS. Foley había sido secuestrado en noviembre de 2012 mientras se dirigía a la frontera con Turquía, y aunque en un principio se pensó que estaba en manos de milicias progubernamentales luego se conoció que era retenido por los yihadistas del Estado Islámico en Siria. 

Tras la decapitación, en el vídeo aparece otro periodista estadounidense secuestrado, Steven Joel Sotloff, cuya vida "depende de la próxima decisión de Obama", según dice en la grabación el verdugo. "Vamos a seguir haciendo lo que debemos hacer" para acabar con EI, dijo no obstante el presidente estadounidense sobre esa afirmación del terrorista, que va vestido totalmente de negro y habla en inglés.  

Cameron dice que el encapuchado es probablemente británico

El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, afirmó que "parece cada vez más probable" que el encapuchado que decapitó al periodista es de nacionalidad británica. Cameron, que suspendió sus vacaciones para reunirse en Londres con altos cargos del Ministerio de Interior y responsables de inteligencia, condenó la "brutal y bárbara" ejecución del reportero secuestrado. "Dejemos claro lo que es este acto. Es un acto de asesinato, de asesinato sin ninguna justificación", dijo el jefe del Gobierno británico a los periodistas en su residencia oficial de Downing Street tras la reunión. "No hemos identificado al responsable individual, pero por lo que hemos visto, parece cada vez más probable que se trata de un ciudadano británico", señaló Cameron.

Horas antes, el ministro de Exteriores, Philip Hammond, ya había avanzado que las fuerzas de seguridad del Reino Unido tratan de identificar al encapuchado que aparece en el vídeo y habla con aparente acento británico. El primer ministro dijo que esa posibilidad le resulta "profundamente impactante", si bien subrayó que es "de sobra conocido que muchos ciudadanos del Reino Unido han viajado a Iraq y a Siria para tomar parte en la violencia extremista".

El primer ministro sostuvo que el Reino Unido debe redoblar sus esfuerzos para impedir que otras personas continúen saliendo del país para unirse a los yihadistas. "Retirar los pasaportes a aquellos que están pensando en viajar, arrestar y perseguir a aquellos que participan en el extremismo y la violencia, retirar de internet el material extremista y hacer todo lo que sea necesario para mantener a salvo a nuestra gente. Eso es lo que va a hacer este Gobierno", dijo Cameron.

En cuanto a la política exterior del Reino Unido ante la ofensiva yihadista en el norte de Iraq, el primer ministro aseguró que su estrategia se basa en "trabajar conjuntamente con el Gobierno iraquí" y "ayudar a que los kurdos reciban las armas que necesitan para luchar contra esos militantes brutales y extremistas". Londres ha enviado en los últimos días un avión espía para recabar información sobre el terreno del avance de los yihadistas en el norte de Iraq y ha colaborado con la entrega de armas suministradas por terceros países, si bien Cameron insistió en que no planea enviar tropas a la región. "He sido claro al afirmar que este país no se va a involucrar en otra guerra de Iraq. No vamos a enviar soldados, no habrá botas de combate sobre el terreno", reiteró el primer ministro británico. Para Cameron, la sociedad británica se enfrenta a una "lucha generacional" contar un enemigo "venenoso, extremista y violento". "Es una batalla que debemos dar en nuestro país", señaló el jefe del Gobierno, quien subrayó que "se trata de una batalla contra el islamismo extremista, no contra la religión del islam".

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