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Obama se apoya en colaboradores de Clinton para preparar la transición

  • El presidente electo designa como jefe de Gabinete a Rahm Emanuel, ex asesor de la Casa Blanca, y nombra al equipo que dirigirá el cambio desde la Administración Bush hasta la formación de la suya

Los ecos de su resonante triunfo aún no se apagaron, pero el presidente electo de EEUU, Barack Obama, ya tiene una hercúlea tarea por delante: en menos de 80 días debe conformar un gobierno que cumpla con la promesa de "cambio" que lo llevó a la Casa Blanca.

La fecha clave es el 20 de enero, día en que Obama jurará sobre la Biblia en las escaleras del Capitolio "preservar, proteger y defender" la Constitución. Después recorrerá los tres kilómetros por la avenida Pensilvania hasta su nuevo hogar como presidente. Para entonces, debe tener los cimientos de su Gabinete formados.

Después tendrán que ir llegando en una cascada hasta aproximadamente 3.000 nombramientos políticos que conforman el Gobierno federal. Y muchos de ellos deben ser confirmados por el Congreso, una exigencia casi testimonial, dado que el Capitolio también está controlado por los demócratas, pero que en cualquier caso lleva tiempo.

En ese proceso, Obama ya tiene seleccionadas a las dos figuras clave: su jefe de Gabinete y el director de la transición. El objetivo principal es evitar el caos de 1992, cuando el entonces presidente electo Bill Clinton esperó seis semanas para hacer los primeros nombramientos y designó a sus consejeros en la Casa Blanca apenas cinco días antes de jurar el cargo.

Uno de los antiguos jefes de Gabinete de Clinton, Leon Panetta, describió la labor como "poner el brazo alrededor del caos". "Lo mejor es afrontar lo más duro pronto, porque si uno piensa que puede retrasar las decisiones difíciles y pasar de puntillas por el cementerio, le esperan muchos problemas", afirmó en The New York Times Panetta, que está asesorando al equipo de Obama. "Hay que tomar las decisiones que implican dolor y sacrificio al principio".

Para el cargo de jefe de Gabinete, considerado como los ojos y oídos del presidente, Obama ha elegido a Rahm Emanuel, un joven congresista de meteórica carrera política como la del futuro presidente y que, además, se cuenta entre sus más íntimos amigos en Washington. Emanuel es también de Illinois, el Estado por el que fue elegido senador Obama, y fue asesor de la Casa Blanca con Clinton.

Obama y Emanuel deberán escoger entonces a los principales miembros de su Gabinete: los secretarios de Estado, Defensa y Tesoro. Lo ideal sería que los tres cargos estén ya definidos cuando el nuevo Congreso se reúna el 3 de enero para que su confirmación sea casi inmediata.

Como jefe de la diplomacia suena con fuerza Bill Richardson, que cuenta con uno de los mejores historiales de los candidatos. Es gobernador de Nuevo México, fue embajador ante la ONU y secretario de Energía con Bill Clinton. De padre nicaragüense y madre mexicana, se convertiría en el latino que más alto llegó en EEUU.

Otros candidatos son los senadores John Kerry y Christopher Dodd. El aspirante ideal era Joe Biden, al que incluso sus rivales identifican como el mayor experto en política internacional en el Senado, pero él será el vicepresidente. Otro nombre posible es Colin Powell, ex secretario de Estado durante el primer mandato de Bush, aunque su perfil también podría ajustarse a los cargos de consejero de Seguridad Nacional o jefe del Estado Mayor.

Como secretario de Defensa, los medios especulan que Obama podría conservar a Robert Gates para preparar la transición en Iraq. Después del tormentoso mandato de Donald Rumsfeld, el ex director de la CIA se ganó el respeto de ambos partidos con una gestión dura por dentro y de bajo perfil por fuera.

La posición de secretario del Tesoro, el equivalente a ministro de Economía, es especialmente sensible en el actual contexto de crisis económica: Obama llegará a la Casa Blanca con un país en recesión y, según las encuestas, gran parte de su triunfo electoral fue gracias a que los ciudadanos confiaban más en él que en McCain para resolver los problemas.

Entre los candidatos para tan complicado puesto se cita a Larry Summers y Robert Rubin, que ya lo fueron con Clinton, y al jefe de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy Geithner. También está en las apuestas la continuidad de Henry Paulson, aunque con mucha menos fuerza que la de Gates, y Obama mencionó en un debate al multimillonario Warren Buffett, uno de sus asesores.

Para la segunda gran tarea, la de liderar la transición, Obama anunció el miércoles que los esfuerzos estarán liderados por John Podesta, que conoce los entresijos del Gobierno gracias a que fue el último jefe de Gabinete de Clinton, la empresaria Valerie Jarret y Pete Rouse, jefe de Gabinete en el Senado de Obama.

La transición de la Administración Bush a la de Obama será la primera desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. El secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, advirtió el miércoles que no se bajase la guardia. "Siempre que hay una transición hay peligro o riesgo de que una vulnerabilidad (a ataques terroristas) se incremente porque la gente se distrae. La gente se va, la gente llega y ése es un proceso perjudicial para cualquier organización", afirmó a la CNN.

Precisamente para prevenir eso, Obama recibió ayer su primer informe de seguridad nacional, similar al que recibe Bush. El presidente saliente, además, le prometió que se ocupará personalmente "de que la transición se produzca sin dificultades".

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