Cumbre del g-20

Obama debuta en el terreno internacional con un acuerdo nuclear con Rusia

  • El presidente de EEUU se reunió con Gordon Brown, Dmitri Medvédev y Hu Jintao en su primera cumbre internacional, en la que la reina Isabel II le recibió en una audiencia privada.

El presidente de EEUU, Barack Obama, debutó en el terreno de las cumbres internacionales con un acuerdo sobre armas nucleares con Rusia y un llamamiento al G20 a conseguir resultados firmes en su reunión del jueves en Londres.

Obama mantuvo, en la jornada inicial de su primera gira por Europa como mandatario, una intensa serie de reuniones bilaterales que comenzó con un encuentro con el anfitrión, el primer ministro británico Gordon Brown, y continuó con los presidentes de Rusia, Dmitri Medvédev, y de China, Hu Jintao.

El anuncio de mayor alcance se produjo en la reunión con Medvédev, en la que ambos revelaron un acuerdo para reabrir sus conversaciones de armamento nuclear y redactar un nuevo tratado antes de que concluya diciembre que sustituirá al actual Tratado para la Reducción y Limitación de Armas Ofensivas Estratégicas (START), que expira entonces.

El presidente estadounidense anunció asimismo que ambos volverán a verse en julio, cuando ha aceptado una invitación de Medvédev para visitar Moscú. El acuerdo futuro buscará, explicaron los dos líderes en un comunicado, niveles de armamento menores que el actual Tratado de Moscú sobre Reducciones de Armamento Estratégico Ofensivo de 2002, e impondrá medidas de verificación. Los negociadores tendrán que informar de sus progresos el próximo julio, coincidiendo con la vista de Obama.

Pese a la euforia por el anuncio, el Gobierno estadounidense tuvo buen cuidado en atemperar las expectativas. Altos funcionarios, que hablaron bajo la condición del anonimato, indicaron que llegar a un acuerdo para diciembre no será "ni fácil ni simple". Los dos países aún no han llegado a un acuerdo para un límite a las armas nucleares. El fijado en el START se encuentra entre las 1.700 y las 2.200 cabezas atómicas.

En una declaración paralela, los dos presidentes, que buscaban relanzar la relación bilateral tras varios años de frialdad entre los dos países, se declararon dispuestos a abordar sus desacuerdos, como en el caso  "de manera abierta y honesta".

Tras la reunión con Medvédev llegó el encuentro con Hu, un líder con el que había habido ciertas fricciones en los últimos meses en el área económica. Obama volvió a anunciar un viaje al país de su interlocutor, en este caso a Pekín en la segunda mitad del año.

Los dos líderes acordaron el establecimiento de un "Diálogo Económico y Estratégico EEUU-China", que mantendrá su primer encuentro en Washington durante el verano boreal y en el que EEUU estará representado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. A su vez, China estará representado por el consejero de Estado Dai Bingguo y el vicepresidente Wang Qishan.

Los mandatarios chino y estadounidense dedicaron buena parte de su conversación a la crisis económica y expresaron su voluntad de colaborar para "recuperar la senda del firme crecimiento". También se declararon dispuestos a colaborar para fortalecer el sistema financiero internacional de manera que una crisis así no vuelva a repetirse.

En el terreno político, ambos mandatarios abordaron asuntos como las conversaciones para la desnuclearización norcoreana o el programa nuclear iraní, así como la situación en Sudán o el sureste asiático, y acordaron retomar el diálogo sobre derechos humanos lo antes posible.

La jornada había comenzado con una larga bilateral con Brown, junto al cual Obama ofreció una rueda de prensa en la que restó importancia a las diferencias entre los países de cara a la cumbre de este jueves. "Tenemos la responsabilidad de coordinar nuestras acciones", destacó el presidente, que también aseguró no se pueden permitir "medidas a medias". EEUU, advirtió, "no puede ser el único motor" de crecimiento de la economía mundial, sino que todo el mundo debe avanzar simultáneamente.

En un tono más ligero, el presidente estadounidense rechazó pronunciarse sobre la marcha de la selección inglesa de fútbol, "nadie me lo ha dicho, pero intuyo que me metería en camisas de once varas". También expresó sus ganas de ver a la reina Isabel II de Inglaterra, a la que alabó como modelo de "saber estar". Sus deseos iban a ser cumplidos. Esta tarde, la reina le recibió, junto a su esposa Michelle, para una audiencia privada de media hora, antes de ofrecer una recepción a todos los líderes del G20.

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