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Obama se remanga y ayuda en trabajos comunitarios

  • El presidente electo visita la víspera de su investidura un albergue para jóvenes sin hogar.

Barack Obama será este martes el presidente 44º de Estados Unidos, pero la víspera se convirtió en el pintor en jefe de una casa de acogida de indigentes, parte de una jornada dedicada al servicio a los demás en honor a Martin Luther King, que habría cumplido 80 años.

En este día, otros políticos tal vez estarían preparando un discurso que entrará en la historia, pero Obama se quitó la chaqueta, se arremangó una camisa impecablemente blanca y metió el rodillo en un recipiente de pintura azul celeste.

Acompañado por Martin Luther King III, el hijo del asesinado defensor de los derechos de los negros, Obama ayudó a pintar un dormitorio en la Sasha Bruce House, ubicada a un tiro de piedra del Congreso. Este hogar temporal para adolescentes sin hogar es testimonio del lado oscuro de Washington, una ciudad bipolar donde la fastuosidad del poder se codea con la miseria y marginación de muchos de sus barrios negros. Obama escogió este proyecto para airear el mensaje de unidad con el que ha arropado su investidura como presidente, en un día en el que Estados Unidos conmemora el cumpleaños de King, que ahora tendría 80 años.

"No hay que subestimar el poder de la gente que se une para lograr cosas importantes", dijo el presidente electo a la prensa que entró con él en la Sasha Bruce House, pero con un ojo también en los adolescentes negros de la casa que le observaban.

Ayer Obama se dirigió a una multitud de unas 400.000 personas en los mismos escalones de mármol del Monumento a Abraham Lincoln en los que en 1963 King declaró tener un sueño de igualdad.

Dos terceras partes de los afroamericanos creen que esa aspiración está cumplida con la elección de Obama como primer presidente negro de EEUU, según una encuesta de la cadena de televisión CNN.

Obama no se ha explayado en el camino de sangre y espinas de los negros para llegar a este momento redentor, sino que intenta escribir una página nueva en la historia de su país. "Mañana, nos reuniremos como un solo pueblo en el mismo lugar donde todavía resuenan los sueños del Doctor King. Al hacerlo, reconocemos que en Estados Unidos, nuestros destinos están vinculados de forma inextricable", dijo el presidente electo. "Recordemos la lección de King: que nuestros sueños separados son en realidad sólo uno", afirmó Obama.

Su mensaje de unidad también tiene una faceta política. El presidente electo participará, ya sin el rodillo de pintar, en tres cenas en honor de personas que en su carrera han tendido la mano a los miembros del otro partido. Los agasajados serán Colin Powell, ex secretario de Estado del aún presidente George W. Bush; el senador John McCain, el rival de Obama en las elecciones presidenciales; y el vicepresidente electo, Joe Biden.

Pese a que los demócratas cuentan con una amplia mayoría en el Congreso, Obama ha enviado un ramo de olivo a los republicanos y ha acogido a dos de ellos en su gabinete, incluido Robert Gates, a cargo de la crucial cartera de Defensa.

Del mismo modo, el presidente electo fue a cenar recientemente a la casa del comentarista conservador George Will, donde también estaban William Kristol y David Brooks, quienes hicieron jirones su plataforma durante la campaña electoral.

Obama, que fue acusado de falta de patriotismo cuando era candidato presidencial, tampoco ha descuidado a las fuerzas armadas. Comenzó el día con una visita a militares ingresados en el hospital militar Walter Reed y ayer colocó una corona en la tumba del soldado desconocido en el cementerio de Arlington, donde descansan los restos de los héroes de guerra estadounidenses.

Por su parte, Biden llevó donuts a unos 300 voluntarios reunidos en el estadio RFK, donde juegan los equipos de béisbol y fútbol de Washington. Allí, Michelle Obama y la mujer de Joe, Jill, se unieron a la fila de personas que preparaban paquetes con regalos y cartas para los soldados destinados en el extranjero.

Este martes esos militares volverán los ojos a la retaguardia, donde un hombre negro convertirá las palabras de King en una profecía hecha realidad.

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