Los retos de eeuu El presidente coordinó las 'visitas privadas' de Bill Clinton y el senador Webb

Política por la puerta trasera

  • La Administración Obama utiliza métodos distintos a la diplomacia oficial para arrancar concesiones a regímenes difíciles como Corea del Norte o Birmania

Oficialmente, la Casa Blanca sigue negando cualquier implicación directa en los espectaculares éxitos diplomáticos protagonizados a principios de mes por el ex presidente Bill Clinton, en Corea del Norte, y el pasado fin de semana por el senador Jim Webb, en Birmania.

El gobierno de Barack Obama calificó de "privada" la visita de Clinton a Pyongyang, durante la cual se logró la liberación de dos periodistas estadounidenses. Tampoco Webb recibió "instrucción alguna" en su viaje a Birmania, donde consiguió no sólo reunirse con la líder opositora Aung San Suu Kyi, sino también liberar al estadounidense John Yettaw, condenado a trabajos forzados por visitar a la Premio Nobel de la Paz y violar así su arresto domiciliario.

Sin embargo, en Washington nadie duda de que la nueva Administración estaba algo más que al tanto de las dos gestiones. Y ante la ineficacia de las sanciones, Obama parece decidido a apostar por una diplomacia velada de cara a dos huesos duros de roer, como son Birmania y Corea del Norte.

Cuando se apagan los micrófonos, la Casa Blanca no oculta que el viaje del senador por Virginia a Birmania llegó en el momento apropiado. Webb está "familiarizado con nuestra postura", explicó un alto funcionario del Gobierno al diario The Washington Post. El viaje del senador, añadió, fue un modo de enviar un mensaje a la junta militar birmana. "Nuestro problema es que no logramos reunirnos a alto nivel", admitió.

Webb se reunió no sólo con Suu Kyi, sino también con el líder de la Junta, Than Shwe. Y en el entorno del Gobierno en Washington ya se especula que esa reunión podría abrir las puertas para un mayor compromiso entre ambos países.

La Casa Blanca espera también "valiosas informaciones de primera mano" tras el viaje de Bill Clinton al país del férreo dictador Kim Jong Il, según el diario. El consejero de Seguridad Nacional James Jones se reunió con Clinton antes de que el ex mandatario emprendiera su viaje en un avión prestado por un amigo productor de Hollywood y sin el emblema nacional. El esposo de la actual secretaria de Estado, sin embargo, expresó su "opinión personal" sobre el conflicto atómico con el régimen comunista.

Los más escépticos no se cansan de señalar la otra cara de la moneda en el acercamiento de Obama a estos países. El principal temor es que estas visitas puedan dar impresión de legitimidad a gobiernos dictatoriales. El conservador The Wall Street Journal advirtió ya durante el viaje de Clinton: "Cuanto peor actúa Corea del Norte, más concesiones recibe de Estados Unidos".

Críticas parecidas desató el viaje de Webb a Birmania. "El régimen jugó a la perfección", señaló a The Washington Post el activista birmano Jeremy Woodrum. "Recibe toda la publicidad de la visita y tiene el pretexto legal para mantener en prisión a Suu Kyi".

El contacto de la Administración Obama con otras partes del mundo conflictivas sigue discurriendo entre tanto por canales oficiales. Así, el enviado especial para Oriente Próximo, George Mitchell, se reunió a fines de julio con el presidente sirio, Bashar al Asad, para impulsar nuevas conversaciones entre Damasco e Israel. Algo impensable en tiempos del antecesor de Obama, George W. Bush, defensor de un aislamiento total de Siria. El prestigioso Brookings Institut en Washington habló así de "nuevos fundamentos" en las relaciones entre Estados Unidos y Siria.

Incluso con Irán el Gobierno mantiene la mano tendida, pese a los violentos disturbios tras la reelección de Mahmud Ahmadineyad en junio. Washington sigue dispuesto a dialogar, subrayó el mes pasado la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, en un discurso sobre las bases de su política exterior.

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