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Romney respira ante el 'supermartes'

  • El ex gobernador de Massachusetts consigue un significativo espaldarazo de cara a la nominación como candidato con las victorias en las primarias republicanas celebradas en Arizona y Michigan

La carrera de Mitt Romney por hacerse con la candidatura presidencial del Partido Republicano recibió ayer un significativo espaldarazo con la contundente victoria lograda en las primarias republicanas celebradas el martes en el Estado de Arizona y la más ajustada, pero no por ello menos relevante, conseguida también en Michigan.

Romney logró una holgada ventaja en Arizona, al hacerse con el 48% de los votos. Dejaba así muy lejos a su más nuevo inmediato rival, Rick Santorum, que sólo logró un 26% de los sufragios. Mucho más atrás aún quedaron los otros dos contendientes aún en liza, Newt Gingrich y Ron Paul, con un 16 y un 8%, respectivamente.

De este modo, el millonario ex gobernador de Massachusetts y empresario retirado era rápidamente proclamado vencedor por los medios, que le atribuyeron nada más cerrar los centros electorales los 29 delegados que otorga Arizona al ganador.

Más cautos fueron en el caso de Michigan, donde lo ajustado tanto de los sondeos como de los primeros votos recontados hacía casi imposible vaticinar con seguridad un vencedor. Sólo cuando el escrutinio superó el 70% empezaron las proclamaciones de victoria de Romney, quien finalmente se impuso a Santorum por el 41% de sufragios frente al 38%.

Y sólo entonces también salió a hablar el propio Romney, cuyo alivio era palpable tras una semana en la que la mayoría de los analistas advertía que en Michigan estaban en juego mucho más que los 30 delegados que reparte de forma proporcional a los votos logrados, sino su propia credibilidad como candidato republicano.

"¡Menuda noche!", celebró Romney desde Michigan, donde había instalado su cuartel general para seguir los comicios internos en ambos estados. "Gracias Michigan, menuda victoria (...) es una gran victoria", destacó.

Para ser proclamado como el candidato presidencial republicano en la convención que el partido celebrará en agosto, un postulante necesita hacerse con 1.144 votos de delegados, lo que implica que la carrera republicana aún tiene un largo trecho por recorrer.

Pero la victoria sobre todo de Michigan era clave para que Romney recuperara la calificación de máximo favorito republicano y su credibilidad como candidato viable, coinciden analistas.

Y es que las encuestas de los últimos días habían manifestado una diferencia tan mínima con el ultraconservador Santorum que prácticamente nadie se atrevía a hacer predicciones definitivas, lo que era especialmente grave para Romney, debido al gran simbolismo que reviste Michigan para él. Este Estado es donde el millonario empresario mormón nació y pasó su juventud, así como donde su padre fue gobernador durante tres mandatos. Además, en su intento por hacerse con la candidatura presidencial republicana en 2008, Michigan fue uno de los estados que le votaron.

Perder en Michigan le habría dado más argumentos a aquellos que siguen dudando de su incapacidad de emocionar a un amplio espectro del electorado republicano. Lo que está por ver es si el margen que le dio la victoria es suficiente para despejar de una vez las dudas de quienes siguen sin estar convencidos de que es el rival más capacitado para enfrentarse en noviembre a Obama.

Además, aunque la victoria de Arizona y sobre todo de Michigan afianzan -o al menos ayudan a que no se descarrile- la carrera de Romney, esto no quiere decir ni de lejos que la batalla interna republicana esté por terminar.

Ninguno de los candidatos en liza ha dado señales de querer tirar la toalla. Santorum, el único que permaneció en Michigan a esperar los resultados, destacó ayer por el contrario lo "lejos" que ha llegado hasta ahora cuando partía como prácticamente un desconocido.

"Hace un mes ni sabían quiénes éramos. Ahora sí", subrayó. En declaraciones posteriores, aseguró que su mente está ya puesta en la próxima gran cita: el supermartes de cinco días y en la que una docena de estados están llamados a elegir a su candidato republicano, despejando de este modo un poco más quizás una batalla que todavía puede dar muchas sorpresas.

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