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Temer se propone privatizar "todo lo que sea posible"

  • El nuevo presidente brasileño apuntalará su gestión con un Parlamento ultraconservador

El nuevo presidente de Brasil, Michel Temer, ha asumido el poder tras la destitución de Dilma Rousseff dispuesto a ser un mesías para la economía, una complicada misión para la que está dispuesto a privatizar "todo lo que sea posible".

La privatización se convirtió en una palabra prohibida tras la victoria del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que llegó al poder en 2003 con Luiz Inácio Lula da Silva y se mantuvo en él hasta el pasado mayo, cuando el Senado dio el primer paso hacia la destitución de Rousseff, que se consumó el miércoles.

Temer apuntalará su gestión en un Parlamento ultraconservador, que por conveniencias y paradojas políticas se creó con el apoyo de la ahora ex presidenta socialista.

Temer hereda no sólo la Presidencia con la destitución de Rousseff, sino también buena parte de la variopinta coalición que la respaldó mientras estuvo en el cargo. La fractura de esa multicolor alianza parlamentaria fue decisiva para la caída de Rousseff, y el gran arco de derecha y centro que se alejó de la ex presidenta en los últimos meses será la base en que se apoyará Temer para dar curso a medidas económicas que admite como "impopulares" pero considera "necesarias". Entre ellas, figuran proyectos para limitar el gasto en función de la tasa de inflación, lo que pudiera recortar la inversión pública en áreas sociales, elevar la edad para las jubilaciones y reformar las leyes proteccionistas laborales en vigor desde hace décadas.

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