EEUU

Biden avanza las claves del presupuesto de EEUU para 2023: nuevo impuesto a los ricos y más gasto en defensa

  • Propone subir el impuesto a las corporaciones del 21% al 28%, algo a lo que se opone el ala moderada de los demócratas en el Congreso

  • También plantea un nuevo impuesto mínimo del 20% para fortunas superiores a 100 millones de dólares

Joe Biden.

Joe Biden. / RADEK PIETRUSZKA, EFE

El Gobierno del presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, presentó este lunes una iniciativa de presupuesto para el año fiscal 2023, que comienza el próximo octubre, de 5,79 billones de dólares frente a los 5,85 billones de 2022, con un nuevo impuesto para los ricos y más gasto en defensa.

En un comunicado, Biden señaló que su Administración "está en camino de reducir el déficit federal en más de 1,3 billones de dólares este año", en lo que supone "la mayor reducción del déficit anual en la historia de EEUU". "Esto es resultado directo de la estrategia de mi Administración para lograr que la pandemia esté bajo control y hacer crecer la economía de abajo a arriba y de la mitad hacia afuera", señaló el mandatario.

Esto será posible, en parte, aumentando el impuesto a las corporaciones del 21% al 28%, algo a lo que se opone el ala moderada de los demócratas en el Congreso. El Ejecutivo también propone un nuevo impuesto mínimo del 20% para los más ricos del país, las fortunas superiores a 100 millones de dólares.

Sobre los impuestos, la directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, Shalala Young, aseguró en una llamada telefónica con periodistas que este proyecto "garantiza que nadie que gane menos de 400.000 dólares al año pagará ni un centavo más en nuevos impuestos".

Young destacó que han elaborado esta propuesta presupuestaria tomando en base los datos económicos que indican que EEUU ha creado más de 6,5 millones de puestos de trabajo en un año, con un crecimiento del 5,7% y un descenso del desempleo del 3,8%.

Más gasto en defensa

Coincidiendo con la invasión rusa de Ucrania, el Ejecutivo de Biden ha elaborado un presupuesto que contempla 31.000 millones de dólares para nuevo gasto en defensa, con lo que incrementa la partida de defensa nacional hasta los 813.000 millones de dólares.

Dentro de este apartado, se destinan casi 7.000 millones de dólares para la OTAN y el refuerzo de su flanco este, ante la guerra en Ucrania.

Asimismo, la propuesta presupuestaria contiene 9.900 millones de dólares para reforzar la capacidad de los sistemas de salud en el país "para mejorar los programas de inmunización" frente a la Covid-19 y 81.700 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años en seguridad sanitaria frente a pandemias futuras.

Se espera que la propuesta del Ejecutivo sea enviada el martes al Congreso, que luego debe aprobarla. Normalmente se suele presentar en mayo pero este año se ha adelantado para que no coincida con las elecciones legislativas de noviembre. En las finanzas públicas estadounidenses, el gasto discrecional es el gasto del Gobierno implementado a través de un proyecto de ley de asignaciones que se tiene que aprobar en el Legislativo.

Previsiones

Este proyecto se separa de las prioridades establecidas por Biden en los presupuestos del año fiscal 2022, los primeros de su mandato, donde se marcaba como prioridad las políticas sociales y la lucha climática, algunas de las cuales no han salido adelante en el Congreso.

La Casa Blanca proyecta que en 2023 el PIB crecerá un 5% frente a su pronóstico del 7,3% en 2022, además de augurar una inflación del 4,7% el próximo año, un punto porcentual más que en el actual. Asimismo, predice que el desempleo caerá al 3,9% en 2023, frente a su proyección del 5,4% para 2022.

A principios de este mes, la Reserva Federal (Fed) llevó a cabo la primera subida de tipos de interés desde 2018 en un viraje hacia una política monetaria contractiva que permita combatir la elevada inflación, agravada por la invasión rusa de Ucrania.

El banco central estadounidense subió el tipo de interés oficial en 0,25 puntos porcentuales, lo que lo sitúa en una horquilla de entre el 0,25% y el 0,5%, tras dos años anclado en niveles cercanos a 0 para tratar de paliar los efectos sobre la economía de la pandemia.

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