Elecciones en afganistán "Mi marido no me permite que se vea mi cara, pero me ha dicho que puedo votar a quien quiera"

Una brisa de libertad para la mujer

  • Cinco millones de afganas se habían inscrito para votar en los comicios del pasado jueves, aunque eran muchos los hombres que tenían en sus manos los carnés electorales de las mujeres de su familia

Detrás de la rejilla de su burka azul que apenas deja ver sus ojos, Nadeera cuenta que su marido le prohíbe enseñar su rostro, pero le ha dicho que podía votar a quien quisiera. El voto de Nadeera en las elecciones presidenciales y provinciales del jueves, como el de casi todas las mujeres afganas, no difiere del de los hombres: "Hoy he votado por un cambio", dice, sentada en un banco de la escuela primaria transformada en centro de votación cerca de su pueblo natal de Madrasa, en las afueras de Kabul.

"Mi calidad de vida no cambió desde la caída de los talibanes" en 2001, afirmó, refiriéndose a la falta de desarrollo económico. "Mi esposo ganaba entonces 150 afganis (tres dólares) por día como trabajador agrícola, y gana lo mismo ahora", dijo a la AFP esta mujer de 37 años.

Los afganos acudieron a las urnas este jueves para elegir a su presidente por segunda vez en su historia, y a sus representantes provinciales. Se teme que la participación sea baja, en particular la de las mujeres, tras una campaña de intimidación por parte de los talibanes, que habían amenazado con atacar los centros de voto. La situación ha evolucionado mucho para las mujeres afganas desde la caída del régimen talibán, bajo el cual no podían ir a la escuela, trabajar, ser atendidas por médicos varones o salir de su casa sin ser acompañadas por un familiar.

Pero todavía queda mucho por hacer, afirmó Nazanin Jan Ali, de 41 años, una observadora en el centro de voto de Madrasa para la Comisión Electoral Independiente (IEC). "Espero que en el futuro, las mujeres puedan tener una mayor participación en el funcionamiento del país, estar representadas en el gobierno, los negocios, todos los ámbitos de la vida, como debería ser", dijo Ali, que vestía chaqueta blanca de la IEC sobre su largo vestido negro que dejaba ver solamente su rostro y sus manos.

La mayoría de las mujeres interrogadas en los centros de voto afirmaron que la prioridad debía ser el desarrollo económico y se enorgullecían de poder expresarse sobre el futuro del país.

En la ciudad sureña de Kandahar, antigua capital del régimen talibán, en la que las mujeres candidatas fueron acosadas y donde los talibanes arrojaron ácido al rostro de muchas niñas que iban a la escuela, Maliha subrayó que había alcanzado la igualdad delante de las urnas.

"Me siento tan bien por poder votar y elegir a un presidente exactamente como los hombres", dijo, oculta detrás de su burka. Sin embargo, en muchos lugares, los hombres eran los que tenían en sus muchos eran manos el carné electoral de las mujeres de su familia, aunque las autoridades prohíben que voten en su nombre, informó un periodista de la AFP.

Durante los ocho años que transcurrieron desde la caída del régimen talibán por la intervención de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, millones de mujeres se han empadronado para votar.

Las asociaciones femeninas lanzaron una campaña para que los cinco millones de mujeres registradas (de un total de 17 millones de afganos habilitados para votar) acudieran a las urnas.

Sobre los 41 candidatos presidenciales únicamente tres eran mujeres, así como ocho de los 82 aspirantes a vicepresidente y 328 de los 3.196 candidatos a ocupar diversos cargos provinciales.

"Es muy importante que el estatuto de las mujeres de Afganistán evolucione positivamente", aseguró Nazanin, supervisora electoral en un colegio para mujeres analfabetas.

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