La carrera hacia la casa blanca Las parejas de los candidatos comparten, en algunos casos, el protagonismo

La campaña de los cónyuges

  • Las mujeres y maridos de los aspirantes a la Presidencia de EEUU toman cada vez más un papel destacado para ayudar a sus parejas en la conquista de votos

La lucha que sostienen los candidatos estadounidenses para conquistar los votos que los llevarán a la disputa por la Casa Blanca ha presentado una nueva característica: el papel cada vez más destacado de los cónyuges.

En la campaña de 2008, los cónyuges de los aspirantes presidenciales se han mostrado independientes en sus actividades proselitistas y electorales. Residir en la Casa Blanca también es el objetivo de dos de las potenciales primeras damas, las esposas del demócrata Barack Obama y del republicano John McCain, y del esposo de Hillary Clinton, el ex presidente Bill Clinton, quien podría convertirse en el primer caballero de EEUU.

En los últimos doce meses, Michelle Obama ha emergido como una formidable promotora de su esposo. Sus actos públicos registran asistencias multitudinarias. Elocuente, franca al hablar y con ideas independientes, es percibida como uno de los "activos" de la campaña.

Michelle, una abogada de 44 años, ha asumido un papel mucho más activo que las esposas de los otros candidatos. Incluso, cuando lo considera necesario, no se muestra tímida a la hora de traspasar la línea de lo ofensivo. En una reciente declaración dijo que Hillary Clinton representaba "una y otra vez la vieja política".

Sin embargo, Michelle no ha ido tan lejos como Bill Clinton, cuyo papel controvertido como policía malo de la campaña de Hillary ha despertado fuertes críticas entre los líderes del mismo Partido Demócrata. Posiblemente el protagonismo asumido por las esposas de algunos candidatos responde al hecho de que es la primera vez que una mujer compite por conquistar la Presidencia de EEUU.

Michelle, quien ha dejado temporalmente su empleo como administradora de un hospital en Chicago, ha sido un elemento crucial en la campaña de su esposo para ganar los votos de grupos clave como mujeres trabajadoras y afroamericanos.

Su experiencia personal como miembro de la clase trabajadora de la comunidad negra de un vecindario de Chicago podría ser vista como una conexión más estrecha con los votantes de la clase trabajadora negra.

En sus discursos, Michelle ha abordado temas relacionados con la raza y los prejuicios que enfrentó en su adolescencia. A diferencia de Barack, quien ha procurado evitar hablar sobre la raza, su esposa ha enarbolado la bandera de "las pequeñas chicas negras" y ha resaltado las disparidades que existen en todo el país.

Sin embargo, nunca olvida a sus dos pequeñas hijas, y las toma en cuenta para difundir un mensaje a los votantes: ella está cada noche a tiempo para acostarlas. El matrimonio de los Obama es muy moderno y la esposa del senador ha hablado con frecuencia de las demandas de ser un profesional, una madre y una esposa de un político que está fuera de casa durante largos períodos.

"Michelle Obama ha tenido un impacto fantástico", dice Robert Watson, historiador presidencial y autor de varias investigaciones sobre las primeras damas en EEUU. "Ella tiene grandes instintos políticos".

Cindy McCain, la esposa del republicano John McCain, también ha complementado la campaña de su esposo, pero desempeñando un papel más tradicional, el de punto de apoyo. Sin embargo, se ha mostrado más extrovertida que durante la campaña de 2000.

"Una madre militar", con dos hijos prestando servicio militar, ha criticado al Gobierno de George W. Bush por lo que ha calificado como un mal desarrollo de la guerra en Iraq. Pero se ha resistido a asumir posiciones en torno a políticas o a criticar a otros candidatos públicamente.

La ex reina de la belleza de rodeo de Arizona, de 53 años, es vista como una ventaja para la campaña de su esposo, después de que superó su adición a los analgésicos, problema que había trascendido a la esfera pública.

Cindy, que tiene cuatro hijos, es una filántropa y una mujer de negocios. En 2000 asumió el cargo de presidenta de la compañía multimillonaria de su padre. La empresa se encarga de distribuir la cerveza Budweiser.

De convertirse en primera dama, dijo que continuaría con su trabajo voluntario y en actividades que lo promuevan. Pero, ¿qué esperan realmente los estadounidenses de sus primeras damas?

No hay una descripción formal del empleo, aunque la primera dama tiene una oficina, un presupuesto y personal a su disposición. "A través de los años, las primeras damas han sido las gerentes, anfitrionas, renovadoras, activistas sociales y defensoras políticas de la Casa Blanca", indicó Watson.

El ex presidente Clinton rompería un paradigma de convertirse en el primer caballero de Washington y muchas preguntas han surgido sobre quién tomaría realmente las decisiones si su mujer llegara al poder.

Mientras Hillary ha sugerido que su esposo podría desempeñar un papel como embajador ante el mundo, algunos analistas han mencionado que podría ser la chispa que encienda un pequeño conflicto con el nuevo secretario de Estado.

El público, sin embargo, nunca está completamente seguro de quién quiere como primera dama. "Si ella es independiente, somos cautelosos. Si es un accesorio, es peor", dice June Kronholz en The Wall Street Journal.

Eleanor Roosevelt usaba su influencia como una activa primera dama para defender los derechos humanos. Y Hillary Clinton mudó la oficina de la primera dama al corazón del poder en Occidente. Pero Watson señala que tanto la señora Roosevelt como Hillary se enfrentaron a críticas después de partir. El país sufrió la fatiga de Eleanor y la fatiga de Hillary.

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