La carrera hacia la casa blanca Luisiana, Washington, Nebraska y Kansas entran en escena

La campaña de las primarias entra en terreno desconocido

  • El 'empate técnico' en la campaña de los demócratas convierte en decisivas citas electorales que nunca habían sido importantes y para las que no existen sondeos

La frenética carrera electoral estadounidense no se detiene. Hoy llegan las citas de Luisiana, Washington, Nebraska y Kansas y se avistan ya las primarias del Potomac del martes, unos encuentros que son toda una incógnita, especialmente entre los demócratas.

La lucha más apretada en décadas produce estas cosas. Se suponía que todo debía quedar resuelto el supermartes, pero la cita en más de una veintena de Estados sólo aclaró el panorama republicano. Tras el abandono de Mitt Romney, el senador John McCain tiene vía libre para convertirse en el candidato del partido.

Sin embargo, entre los demócratas el gran día pasó y nada quedó decidido. Ahora le llega el turno a primarias y caucus que jamás pensaron tener voz en el asunto, y para las que incluso no existen encuestas suficientemente representativas.

A las recién convertidas en decisivas citas de hoy la pelea entre los demócratas llega prácticamente igualada. Hillary Clinton y Obama discuten aún si el supermartes dejó a una u otro en cabeza en la suma de delegados hasta ahora, pero lo que está claro es que la ventaja entre ambos, sea cual sea, es mínima. Y aún quedan 1.706 delegados por repartirse y 23 Estados por hablar.

Entre los republicanos, John McCain sólo necesita la confirmación matemática, porque moralmente ya es el ganador de la carrera. Según la web especializada RealClearPolitics.com, el senador por Arizona suma ya 720 delegados, de los 1.191 que necesita para asegurarse matemáticamente la nominación. Mike Huckabee, que tras el abandono de Romney es su único rival, tiene sólo 197.

En las citas de hoy se celebran primarias de ambos partidos en Luisiana (que reparte 47 delegados para los republicanos y 67 para los demócratas) y caucus en el Estado de Washington (40 y 97). Los republicanos tendrán además los caucus de Kansas (39) y los demócratas los de Nebraska (31), más los de Maine (34) el domingo.

El fin de semana podría poner a Obama por primera vez como líder en la carrera demócrata. Como ya ocurriera en Iowa y en otras citas del supermartes, los caucus le favorecen enormemente, dada la energía que imprimen sus seguidores más jóvenes.

Además, Hillary Clinton prácticamente renunció a hacer campaña en Luisiana, y prefirió centrarse en Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia, que el martes repartirán 237 delegados. Los apuros económicos están empezando a hacer mella en la ex primera dama, que el miércoles confesó haber tenido que inyectar cinco millones de dólares de su propio bolsillo.

Obama, por el contrario, navega en la abundancia. En enero recaudó 32 millones (por 13 de Clinton), y el martes, por ejempo, asegura que acumuló 3,5 millones. Sus altos ingresos le permitieron comprar espacios televisivos en Luisiana desde hace varios días en un Estado que con su 31 por ciento de población negra se espera que caiga de su lado. La mayoría de cargos electos le manifestaron también su respaldo.

El lento pero seguro ataque a la fortaleza que Clinton se había construido alrededor de la "inevitabilidad" de su designación está funcionado para Obama. "Estamos en una dura competición, y todavía nos quedan muchos asaltos que luchar. Pero estamos resultando un equipo duro de roer", afirmó.

En el campamento Clinton están por el contrario "minimizando daños" e intentando compensar la estrategia de Obama. En una conferencia de prensa, el jefe de estrategas de Clinton, Mark Penn, aseguró que el aspirante de 46 años se ha convertido en el candidato del establishment del Partido Demócrata por el apoyo del clan Kennedy.

En el lado republicano el fin de semana se espera más tranquilo. En realidad, McCain está tan seguro de su victoria que ya empezó a prepararse el terreno de cara a las elecciones de noviembre. Su primera labor es tender puentes hacia los líderes más conservadores, que por el momento le rechazan abiertamente.

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