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Un cumpleaños agridulce para Obama

  • El presidente norteamericano festeja en la Casa Blanca sus 50 años en un ambiente enrarecido por el incesante dinamismo de los ultraconservadores del Tea Party

Probablemente si le preguntaran al presidente estadounidense, Barack Obama, qué desea de corazón como regalo para su 50 cumpleaños, respondería que otro Washington.

Y es que el mandatario demócrata, que hoy llega al medio siglo, se ha visto abocado a lidiar con uno de los panoramas políticos más divididos de la historia del país, que llevaron a Estados Unidos incluso al borde de un nuevo abismo económico antes de lograr un acuerdo de última hora para aumentar el límite de la deuda en medio de fuertes disputas partidistas.

Lejos quedan las imágenes de un sonriente y confiado Obama recién llegado a la Casa Blanca con el aura de una nueva oleada de frescor y juventud sólo superada por cuatro predecesores suyos en la historia, Bill Clinton y su eterna comparación, John F. Kennedy, incluidos.

El propio mandatario cultivó activamente su imagen cool. Así, le regaló un ipod a la reina de Inglaterra en su primer encuentro y resolvió una crisis político-racial en su primer verano en la Casa Blanca invitando a los implicados a unas cervezas en los jardines presidenciales.

También han contribuido a su imagen informal su pasión por las nuevas tecnologías, con una Casa Blanca casi adicta a Twitter, y hasta sus aficiones deportivas, donde el baloncesto sigue siendo un favorito de Obama frente a otras aficiones más presidenciales como el golf.

Pero en éste su tercer cumpleaños en la mansión presidencial, el lema de campaña "Yes we can" (sí podemos)resuena ahora con menos fuerza que nunca, aunque se convirtió en todo un mantra de las promesas de una nueva era política en EEUU y el mundo.

Obama llega a su medio siglo de edad con un país que casi cae en la suspensión de pagos no por su incapacidad para hacerlos frente, sino por encontrarse prácticamente secuestrado por el ultraconservador movimiento Tea Party, que desde las filas republicanas ha tratado de obstaculizar cualquier solución negociada que no cumpla sus casi impracticables demandas de "menos gobierno".

Y se ve abocado a celebrar su redondo aniversario en una capital en la que, en general, el concepto "compromiso político" se ha convertido casi en un insulto y donde la palabra de los líderes políticos ha perdido valor en un ambiente de total desconfianza.

En una entrevista concedida al diario Político en abril, la asesora de Obama y una de sus íntimas amigas, Valerie Jarrett, asegura que al mandatario no le preocupa llegar a los 50.

"No le está pesando, se siente muy a gusto con la etapa de la vida en la que se encuentra", aseguró su mano derecha.

Con todo, las alusiones del propio presidente estadounidense a su inminente medio siglo -y su cansancio- han arreciado en los últimos tiempos, sobre todo sus comentarios respecto a su cada vez más canoso pelo, muestra física de las fatigas de los dos últimos años y medio.

Obama habló de sus canas hasta con el entonces aún presidente electo de Perú, Ollanta Humala.

"Hemos coincidido en que la mejor etapa de un presidente es la campaña electoral, porque de ahí vienen los problemas", relató Humala sobre su encuentro con Obama en Washington a comienzos de julio.

"Ahora me he explicado por qué Obama tiene tantas canas, él entró sin canas en el Gobierno y ya está canoso el presidente, y me ha augurado la misma suerte a mí", bromeó.

Y es que hasta su lugar de nacimiento se ha convertido en una batalla para este presidente que hizo historia al convertirse en el primer afroamericano al frente de Estados Unidos.

La cuestión sobre si Obama nació o no en territorio estadounidense fue una duda alentada por la oposición más radical desde el comienzo de su Presidencia, puesto que por ley nadie que no haya nacido en Estados Unidos puede asumirla.

Obama ha colgado su certificado de nacimiento de Hawai en la web y ha anunciado la muerte del líder de Al Qaeda. Si algo está claro es que al presidente no le seguirán faltando retos en este año y medio largo que aún le queda de primer mandato, que espera renovar en 2012 en unas presidenciales que se prevén ya más que duras y que seguramente le provocarán muchas más canas.

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