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La derecha repite en Hungría ante el malestar de la UE y los observadores

  • El partido del polémico Orban se vale de una reforma electoral a medida que le permitirá ejecutar cambios constitucionales en solitario

El conservador y nacionalista partido Fidesz arrasó el domingo, como era esperado según las encuestas, en las elecciones legislativas de Hungría, revalidando su mandato con un 44,5% de los votos, un resultado con el que incluso podría revalidar su mayoría cualificada en el Parlamento.

El partido del controvertido primer ministro, Viktor Orban, tiene una ventaja de casi 20 puntos porcentuales sobre el bloque opositor de izquierdas, que obtiene un 25,9%, delante del extremista de derechas Jobbik, con el 20,7%. Los ecologistas del LMP obtienen entrarían en el Parlamento de Budapest al superar el umbral mínimo del 5%.

En los próximos días se contarán también los votos de cientos de miles de húngaros étnicos de los países vecinos, que recibieron derecho a votar en Hungría gracias a Fidesz y que podrían darle otro escaño a Orban, aseguran los analistas locales.

Con 133 o 134 escaños, el Fidesz retiene su mayoría cualificada de dos tercios entre los 199 escaños de la Cámara, con lo que puede seguir adoptando leyes de rango constitucional sin tener que negociar con la oposición.

Orbán consideró ayer que su amplia victoria en los comicios parlamentarios ratifica su política, criticada por la UE por socavar la democracia, mientras que la oposición y la OSCE creen que su formación se ha visto favorecida por la nueva ley electoral.

"Los votantes dijeron sí a las políticas económicas y reforzaron todo" lo hecho por el Gobierno saliente, declaró Orban en una rueda de prensa en Budapest con medios internacionales. Según el primer ministro conservador, el resultado de los comicios de ayer "es una autorización clara" a seguir con el rumbo emprendido tras su primera victoria en las urnas, en 2010.

El líder de la izquierda, el socialista Attila Mesterhazy, dijo el domingo, después de conocer los resultados, que las elecciones tuvieron lugar con reglas "deshonestas" e incluso afirmó que no quiere felicitar a su adversario. Mesterhazy se refería así a que la ley electoral fue reformada por el Fidesz dos años atrás con el objetivo, según ha venido repitiendo, de favorecer la victoria conservadora.

El analista Robert Laszlo, del Instituto Political Capital, explica que el sistema creado por el Gobierno conservador sirve para fortalecer al ganador, debido a que más de la mitad de los escaños se logran con una simple mayoría relativa en las circunscripciones individuales, donde el partido de Orbán perdió tan solo 10 de 106. Los otros 93 escaños en liza de un total de 199 se reparten en base a un segundo voto de los ciudadanos, emitido a las listas nacionales de los partidos.

Otra "barbaridad", según Laszlo, es que el sistema recompensa al vencedor, ya que los sufragios sobrantes para ganar en la circunscripciones individuales se suman a los emitidos por los votantes en las listas nacionales.

Los observadores electorales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa opinan que Orbán contó con una "ventaja indebida, incluso en la cobertura mediática parcial", resaltó en rueda de prensa el portugués Adao Silva, coordinador de esa misión, aunque reconoció que el proceso de votación se "administró de forma transparente y eficiente".

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